F1 ONE SHOTS; SHIPPS

05

Rumour has it...
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𝗔𝗗𝗔𝗣𝗧𝗔𝗖𝗜Ó𝗡
𝗧𝗼𝗱𝗼𝘀 𝗹𝗼𝘀 𝗰𝗿é𝗱𝗶𝘁𝗼𝘀 𝗰𝗼𝗿𝗿𝗲𝘀𝗽𝗼𝗻𝗱𝗶𝗲𝗻𝘁𝗲𝘀 𝗮𝗹 𝗮𝘂𝘁𝗼𝗿 𝗼𝗿𝗶𝗴𝗶𝗻𝗮𝗹: ©𝗞𝗮𝗸𝘂𝗿𝗲
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Lewis x Checo
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⚠️ contiene escenas explícitas⚠️
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Lewis Hamilton sabe que hay rumores circulando sobre él.

Esa nunca fue su intención, pero honestamente le importaba un bledo.

No es como si le fuera difícil quitarse los problemas de encima.

O dejar que le cayeran.

Él lo sabía. Todos los que se acercaban a él traían la misma frase en la punta de la lengua.

"Dicen que eres muy bueno teniendo sexo"

Bueno...

Algunas, y algunos también, se acercaban a él con cautela, con vergüenza.

Otros, y otras, con la mayor desfachatez.

Ya estaba acostumbrado.

Podía aceptar. O negarse.

No le importaba mucho. Si tenía tiempo. Si tenía ganas. Si estaba aburrido.

Esas solían ser sus razones.

No tengo pareja. Me da curiosidad. Quiero probar. Quiero comprobar. Apuesto a que soy mejor.

Esas solían ser las razones de los demás.

Esas tampoco le importaban.

Lewis sabía que lucía bien. No porque se lo hubieran dicho. Él mismo lo pensaba, con eso le bastaba.

Sabía que era realmente bueno en la cama. Tampoco porque se lo hubieran dicho. Él mismo lo veía, usualmente era más que obvio.

Nadie ignoraba los rumores, pues eran como un secreto lanzado a gritos. Sin embargo Lewis no era una puta. Lewis nunca cobraba. Lewis se negaba si no quería.

Lewis era un lujo. Un privilegio.

Y si lograbas que te aceptara tendrías garantizada una noche entera de placer inimaginable.

Los rumores no terminaban allí.

"Dicen que no le importa el sexo de la persona. Incluso hay hombres que se han vuelto gays después de acostarse con él. Es irreversible. Tiene ese tipo de efecto"

SÍ, también decían eso.

Lo prefería así.

Las chicas gritaban mucho. Eran muy molestas y pegajosas.

Muchas seguían insistiendo.

Pero a Lewis no le gustaba repetir. Era aburrido.

No era original.

SÍ. Lewis te podía brindar una noche de placer como ninguna otra. De cualquier tipo. Con cualquier fetiche. Pero aun nadie le había podido dar eso a él.

Por eso seguía buscando.

Aceptando.

Pero ya se estaba aburriendo.

Ya llevaba varias semanas rechazando a todos. Nada estimulaba sus deseos. Ni siquiera la ligera abstinencia. Ya había tenido sexo para toda una vida.