4. Causa perdida

128 19 4
                                    

"Terminaré lo que empezó la suerte

Y escribiré un final

Donde yo no me paralizo al verte

Donde tú no te vas"

-Causa perdida, Morat.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Las manos le temblaban. Jimin se había ido de la casa minutos atrás; dijo que iba a comprar algo de comer, pero Jungkook realmente no creía que volviese al departamento. Estaba sentado en la cama tras haberse despertado. Su mirada se había perdido hacía ya un tiempo en un cuadro en el suelo, apoyado contra la pared, una foto impresa a gran tamaño. Era una foto suya, una que a Jungkook realmente le gustaba. El día en que la tomaron, estaba en su casa, con sus amigos, cuando aún no tenían muebles y todos se sentaban sobre un colchón con un mullido cobertor para el polvo. Jiho estaba mostrándole a Jiyong las fotografías de su trabajo final y Jungkook estaba ahí, mirando por la ventana, atento a la gata blanca de su vecina que se pavoneaba por el alféizar. Jiho tomó la foto y, meses más tarde, cuando ya no estaba el colchón y tenían su primer sofá, curtido y polvoriento, les entregó un cuadro de la foto de un metro de alto, enmarcada en madera. Era sencillamente preciosa. Jiyong inmediatamente lo alzó en la pared del cuarto, mostrándole el lugar perfecto para ponerlo. Prometió colgarlo, pero los meses pasaron y lo que fue una promesa se convirtió en un comentario vacío entre los muchos que se dijeron a lo largo de sus años juntos.

Pero Jungkook no se iba a hundir por ello. En algún momento de su trance, sacudió la cabeza, se levantó de la cama y se obligó a bañarse y arreglarse. Tal vez no fuera la panacea, pero su imagen al espejo le daba un poco de moral para afrontar el día. Estaba solo, en esa casa fría, tras haber cogido con alguien que desconocía, que lo había dejado tras terminar la noche. No había razones, pero Jungkook sentía una culpabilidad descomunal, sentía que era un maldito infiel, y el dolor en su pecho, y la soledad y el odio lo estaban carcomiendo. Y pensar que... Y pensar en Jiyong... Y se le iba un poco del dolor cuando recordaba cómo le había abandonado, cómo se había ido, cómo habían roto el florero. Sin embargo, verse pulcro frente al espejo le ayudaba a sobrellevar ese extraño dolor y la sensación pesada en su cuerpo. Ni siquiera se sentía cuerpo, se sentía muerte.

Su teléfono sonó en algún lugar de la casa, pero no contestó, y ratificó su decisión al ver el nombre de Jiyong brillando en la pantalla. Aún tenía un poco de dignidad para mantener su voto de silencio en su contra. Con el humor ensombrecido, Jungkook iba dispuesto a buscar algo de comer y un paracetamol para su dolor muscular, cuando el timbre resonó en un eco por toda la casa. Al principio, Jungkook no creyó que fuera en su puerta, pero el sonido se repitió y, con un puchero, arrastró sus pies hacia el portón. Tomó el pomo en la mano y abrió, los dedos cosquillosos ante el tacto frío.

Haven  |  JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora