5. We are never ever getting back together

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"Entonces volviste, de nuevo, y dijiste

"Cariño, te extraño, y te juro que voy a cambiar, créeme"

¿Recuerdas que eso duró un día?

Te digo que te odio, terminamos, me llamas, y te amo."

—We are never ever getting back together, Taylor Swift.


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Jungkook no había sentido esa sensación de vacío y dolor desde que había sido echado de su casa. En cuanto se fue Jimin, lo único que tenía en la cabeza era la ira y el desasosiego por verlo allí, comiendo frente a él como si nada, mientras Jungkook se moría por saber qué hacía allí, presa del pánico. No exageraba en lo más mínimo al decir que estaba esperando que Jimin lo amenazara o golpeara para dejarle en claro que lo que habían pasado no podía salir de esas 4 paredes, que no era realmente extraño.

Si bien la violencia no estaba bien vista en público, fuese por lo que fuese, era absolutamente común escuchar de personas golpeadas al interior de sus casas, acechadas para ser maltratadas en la privacidad. Y, mientras Jungkook anticipaba el golpe, Jimin solo estaba ahí, temblando como una hoja de papel al viento otoñal, invadiendo su casa en un silencio tremendamente incómodo. Cuando se fue, más que alivio, le quedó un sabor amargo de decepción y de rabia, primero hacia Jimin, y luego recayó en él. Entre sus pensamientos se le coló inevitablemente toda la culpa que tenía él en el embrollo. Nadie lo había obligado a ir allí; y Jungkook de muy buena gana se metió a sí mismo en todo ese desastre.

Poco a poco, lo que era rabia contra sí mismo terminó siendo una decepción dolorosa y cruda sobre sus decisiones de vida. Se sintió tan solo y triste como esa noche en la que lo sacaron de su casa, golpeado, descalzo y en pijama; abandonado a su suerte, decepcionado, más que con él mismo con la vida, con su estúpido destino. El dolor que tenía en el pecho era la decepción de saber que le bastó una cerveza y 5 horas de intensa charla para acostarse con un patán que no conocía de nada y que seguramente iba a burlarse el resto de su vida de él frente a toda la facultad. Más allá de eso, se sintió usado y sucio por haberse permitido entrar en ese juego y haber pasado por encima de todo el amor que tenía por las relaciones y por el amor, como sea que pudiera poner ese abstracto. Y entonces le vino a la cabeza el recuerdo de Jiyong, y le bastó tomarse 3 chupitos de vodka para sentarse a llorar como un imbécil, pensando en cómo se habían ido a la mierda 5 años de amistad y de relación, de confidencia y, sobre todo, de seguridad, de protección. Con un par de gritos se le habían escurrido de los dedos 5 años de una historia de amor que siempre había dado por segura. Y, aún si siguiera enojándose con su exnovio y culpándolo a él o a sí mismo por romperse hasta quedar en polvo, sabía que podrían pasar todos los años del mundo, pero a Jungkook nunca se le iba a borrar la huella de Jiyong de encima; y haberle fallado a ese amor que se habían prometido le dolió lo suficiente como para hundirse más en esa sensación de suciedad y de miseria abismal.

Haven  |  JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora