Cap 01.

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Pov'Evangeline:

Paso un poco de tiempo en dónde me dedique a recuperar el movimiento de mis músculos, ya que un mes inconsciente mi cuerpo no tuvo movilidad.

Ahora mismo me encontraba mirándome en el espejo, mis labios estaban haciendo un pequeño mojin porque no me salía la corbata.

– Maldita corbata, si no fueras tan bonita te tiraría a la basura, además que cuestas muy caro –deje que la corbata estuviera en mi cuello y poso para el espejo– divina me veo, dios.

Claramente era belleza materna.

Me mire por sexta vez al espejo y tome mi mochila donde estaban la carta de recomendación.

Baje las escaleras con pequeños saltitos y observé mi al rededor hasta posar mi mirada en alguien. mi padre miraba un periódico, me pareció raro verlo pero igual me dió felicidad que estuviera aquí.

– Buenos días papá –le saludé mientras iba a la cocina para tomar el pan con queso que tenía guardado desde ayer junto con mi café en un termo.

– Buenos días pulga, ¿Preparada para la U.A? –asentí aunque me golpee mentalmente, no me iba a ver porque estoy en la cocina. Asome mi cabeza por el marco de la puerta y le brinde una sonrisa.

– Claro que si papá, siempre lista y preparada.

– ¿Llegas tu carta de recomendación? ¿Llegas tus cuadernos? ¿Todos tus libros? ¿Lentes de contacto por si las moscas?

– Si, si, si y los lentes de contacto ya los tengo puestos, solo que me olvidé traer esa aguita para que no se resequen, voy y vuelvo.

Corri rápidamente a mi habitación y busque entre mi repisa ese frasquito, lo agarre y lo puse en un bolsito en dónde tenía todo planeado.

Mi mirada se dirigió a un objeto que mi madre siempre usaba, hice una mueca de tristeza, aún así lo tome.

Era un brazalete que le había dado en navidad.

Ese brazalete desde que se lo di nunca se lo quito, hasta el día de su muerte.

No quería ponerme depresiva por ende me puse el brazalete en la muñeca izquierda, sintiendo el frío correr por mi brazo entero.

Era como tener una parte de ella aquí presente conmigo.

Baje las escaleras con la misma velocidad aunque con cuidado, no quiero accidentes en mi primer día.

– Adiós papá nos vemos en la tarde, cualquier cosita te escribo, no te olvides de comer y de cuidar a Togata-sempai ¡Chao te quiero!

Dicho eso y recibiendo su respuesta salí de mi hogar, tome aire muy profundo y me encamine a la UA.

Debía tomar un tren y eso hice, tome un tren que me llevaría cerca de mi destino, en el camino estuve parada todo el rato, me dolía las plantas de los pies.

Pronto sentí como alguien tanteaba mi hombro, ladee mi cabeza para observar a un chico de cabellos rojos.

– ¿Se le ofrece algo? –pregunte con amabilidad, ya que no parecía tener mala pinta.

– Solo le quería ofrecer mi asiento, no es muy de caballeros no darle el asiento a una dama como tú –mis mejillas se sonrojaron con suavidad, digamos que era la primera vez que oí eso de un chico.

– O-oh, muchas gracias emmm...

– Kirishima Eijirou.

– Evangeline Sasaki –me presente igual de energética y sin más tome asiento del cual Kirishima me ofreció.

– Disculpa mi pregunta pero, ¿Vas a un lugar en específico?

– Si, voy a la UA y por lo visto tu igual.

– ¡Si! –muchos en el tren lo miraron feo por ende se quedó en silencio haciendo que yo ahogue mis risitas.

Me olvidé que no hay que hablar en el tren, es algo irrespetuoso.

En todo el transcurso nos mantuvimos en silencio, aunque a veces nos mirábamos y intentamos hablar con mímica.

Nada, no entendíamos nada.

Luego de varios minutos en silencio nos bajamos en nuestra parada y sin poder evitarlo nos reímos, fue demasiado entretenido.

– Que loco fue eso chica, ¿Vamos juntos? Aprovechando que ya hemos establecido conversación –Mi cabeza se movía en modo de afirmación y caminamos a la academia.

Hay que admitir que Kirishima era bueno estableciendo una conversación, nunca había un silencio y eso en cierto modo me tranquiliza.

Hay que aclarar que me molesta el ruido, prefiero un lugar tranquilo.

Pero puedo hacer excepciones.

El camino a la UA se hizo demasiado corto y sin darme cuenta ya me encontraba en la entrada, apreté un poco el mango de mi bolso, estoy cumpliendo mi sueño de niña.

Me volveré la mejor heroína que el mundo haya conocido.

– Quítate bastarda –senti que alguien choco en mi hombro haciendo que casi pierda el equilibrio.

Vamos Evangeline, respira, no quieres estar en dirección en tu primer día.

A la mierda, están afuera de la UA.

– Se dice “permiso” animal –dije alto, bastante alto para que me escuche y pucha que si lo hizo, giro su cabeza modo exorcista.

– ¿Que dijiste, estúpida?

– ¿Que parte repito? ¿La del "se dice permiso"? O la del... ¿Animal? –bromee un poco, Kirishima me miraba sorprendido ante mi tono.

– Ya verás maldita extra –de sus manos salieron pequeñas explosiones.

Así que ese es su quirk.

Que bueno que yo tengo dos.

Vino casi corriendo a mi con sus explosiones, yo hice a un lado haciendo que pasará de largo.

– Que inútil, esperaba más –ajuste un poquito mis guantes, aún no era momento de usar mi quirk.

Quería dar una sorpresa.

– Basta ustedes dos –se unio una cuarta voz, alce un poco la vista viendo a un señor de cabello desaliñado, con bufandas y con una cara de que no durmió en 50 años– Tú debes ser Evangeline Sasaki.

– Exacto, un gusto –hice una corta reverencia, este solto un “como sea” y se fue.

– Esto no se quedará así, maldita –escupio antes de irse hechando humos.

– Que loca está la gente hoy en día, espero que no sea de la 1A.

– Lo más probable es que si, ¿Viste su quirk? ¡Es una bomba humana!

– Es un chico explosivo, con personalidad y todo, que estrés dios mío –dije para desactivar mi quirk, mis ojos volvieron a ser verdes como la esmeralda.

Que buen inicio en la UA.




















Hola y chao.

¡Kabum! - Bakugo Katsuki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora