Capítulo tres.

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Es lunes por la tarde y he obligado a mi cerebro a saturarse de trabajo para no pensar en lo que ocurrió el fin de semana, todo ha sido tan confuso respecto a Nicholas  y simplemente he decidido actuar como si eso jamas hubiera pasado pese a lo bien que me hizo sentir. Esta mañana me he levantado temprano y me arregle lo mejor que pude para la entrevista, todo pareció ir bien o al menos eso creo, mi madre solía decir que la esperanza es lo último que muere solo espero no morir junto a ella. Quedaron de hablarme en la semana y no veo la hora de irme de aquí.

Dan dos golpes a la puerta y para cuando quiero responder ya tengo a Andre frente a mi.

— ¿Que haces aquí?— pregunto con cierto reproche.

— Siento que me porte como un idiota y quería disculparme.

Encarnó una ceja.

— ¿Ah si?

— Si— dice con tono seductor y lo veo atravesar la habitación emanando sensualidad, gira la silla en la que estoy sentada y se inclina sobre mi— ¿Alguna vez te han follado contra tu escritorio?

Trago grueso, nueva fantasía desbloqueada.
Me limito a encogerme de hombros.

— Tomare eso cómo un no— tira de mi brazo obligándome a ponerme de pie. Como si mis piernas cobraran vida propia me subo al escritorio abriéndome de piernas para él— Siempre disponible para mi— susurra.

Le dedico una mirada coqueta y esboza una sonrisa lascivia.

Va directo a mi boca hundiendo su lengua en mi con vehemencia, baja a mi cuello repartiendo besos húmedos y de un tirón me saca ambos pechos, su lengua juguetea con ellos y echo la cabeza hacia atrás en busca de aire.

El teléfono suena avisándome que Andrea me necesita, alargo la mano y contesto mientras Andre sigue entretenido con mis pechos.

— Dime— trató de soñar tranquila pero la realidad es que quiero gemir como posesa.

Una de las manos de Andre baja por mis muslos para afrentarse a mi entrepierna mientras que la otra estruja un pezon, me muerdo el labio para no gritar.

— Señorita Monroe, solicito permiso para que él señor Monroe pueda pasar.

Mierda, mierda, aparto a Andre rápidamente acomodándome el traje de falda, él me mira con el cejo fruncido.

— Dame cinco minutos y hazlo pasar.

—De acuerdo.

Cuelgo.

— ¿Qué pasa?

— Derek está afuera, actúa normal— digo encaminándome a la puerta.

La puerta se abre de golpe dándole paso al causante de mis desgracias.

—¡Andre que milagro tenerte por acá!— saluda sonriente.

— Solo pasaba a saludar— se dan un abrazo y procuro no poner los ojos en blanco— tenía tres años sin ver a Caroline y aproveché para venir a saludarla.

Eso no se lo cree ni él.

—¿Seguro?— inquiere Derek achinando los  ojos.

Andre suelta una carcajada nerviosa y rebusca algo en el bolsillo de su americana.

— También vine a entregarte esto—le entrega una invitación blanca con detalles dorados.

Derek abre exageradamente los ojos y una sonrisa se dibuja en su rostro, desde mi posición no alcanzo a ver lo que dice en el papel e intento echar un vistazo disimuladamente pero es en vano.

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⏰ Última actualización: May 16, 2023 ⏰

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