Capitulo 6

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Ya llevo un buen rato aquí cuando de repente veo a una esquina de las bebidas a un chico el cual no ha apartado su mirada intensa de mí desde que llegué. Al principio lo vi normal, pero con el tiempo se está volviendo más intensa.

Es un chico de cabello negro azabache (algo rizado), con unos ojos marrón claro, una piel blanca lechosa, labios de un rosa natural, tiene una nariz fina y esos bíceps marcados, ufff. Ese lunar que se acentuaba debajo de su labio, la clavícula que se asemejaba atreves de esa camisa negra, eran simplemente sexi y seductores. Ufff ¿No sienten calor de repente?

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Él tiene una belleza refinada y elegante con un porte de atleta, es como si los dioses lo hubiesen esculpido personalmente con mucho esmero.

En la calidad de sus ropas se le notaba lo niño rico, y si no supiera que los príncipes no pueden salir del palacio a fiesta juraría que es uno.

Tome todo el último trago de licor y me encamine hacia él, él estaba rodeado por un grupo de chicas, y no las culpo, la verdad es que está muy guapo el minito. Antes de yo llegar al lugar donde estaba él observe como apartaba a todas las minitas y encaminaba hacia mí con coquetería escrita por todas partes, si no tuviese control hasta yo caería a rezarle a los pies.

Siento que es un ángel que cayó por error al mundo mundano, qué pena me da, puede que pronto vuelva donde pertenece.

Al llegar a medio camino nos encontramos cara a cara, él con coquetería y yo con una sonrisa que no llegaba a mis ojos pero que se veía tan hermosa que nadie notaría esa parte, todos solo se concentrarían en esa hermosa sonrisa plasmada en mi rostro oculto por un antifaz.

Él me mira y empieza a evaluarme por todo mi cuerpo, sus ojos brillan con deleite y me mira para quedar bobo y perdido ante mi sonrisa, cuando se recupera por completo carraspea y dice: —Una chica tan guapa y hermosa como usted como puede estar tan descuidada y sola por este lugar, ¿Acaso no tiene miedo de que la secuestren por tal condenosa belleza? —

Lo miro y mi sonrisa se engancha más ante sus palabras, se vuelve hasta más real. Lo evaluó un poco sin mostrar mis emociones a flote para luego responderle— Eso sí es que pueden secuestrarme —luego me acerco a susurrarle al oído con coquetería — ¿Crees que es tan fácil hacerlo? — mientras le digo ese susurro le paso mi mano por todo su cuerpo.

Cuando paso mis manos por sus marcados abdominales, sigo bajando mi mano para encenderlo más cuando... llega un estorbo. El estorbo habla y dice:— ¿Qué crees que haces? — dice Noah

— ¿A ti que te importa lo que haga o no haga? Déjame en paz — le digo

— ¿Qué haces? ¿Con quién hablas? — Me mira el chico mientras me ve con una extraña mirada.

Bethia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora