✧ ⎯ siete

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la gira
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ADA —

—¿Si te beso yo, también me odiarás?

—No lo sé, compruébalo.

Pasó una de sus manos por mi mejilla y acercó nuestras caras. Estábamos a tan pocos centímetros que notaba nuestras respiraciones chocar y fundirse entre ellas. Sentía las tan famosas mariposas en el estómago y la verdad es que me gustaba sentirlas, era como un cosquilleo por todo el cuerpo, me hacía sentir viva.

Cada vez estaba más cerca y me miraba como si me leyera él pensamiento, sus ojos brillaban casi tanto como los míos. Cerré los ojos esperando ese tan querido beso pero nunca llegó. Separó su mano lentamente de mi cara y la llevo a mi pierna, la cual palmeó un par de veces.

—Lo comprobaré, pero cuando no estes tan borracha.

—¿Eh? —Me quedé paralizada, no sabía que hacer o decir. Él solamente rió y se levantó.

—Mejor vámonos, es tarde y me duele mi preciosa cara —Me miró—. ¿Crees que podrás caminar hasta mi casa o te llevo en brazos?

—No sé... A lo mejor me caigo por el camino, mejor llévame tú —sonreí sarcástica y rodó los ojos.

Claramente si podía caminar —más o menos— pero estábamos hablando de que Tom Kaulitz me levantara en sus entrenados brazos y me llevara como una princesita hasta su casa, o eso creía yo, me cogió como un saco de patatas y empecé a patalear y pegar su espalda.

—¡¿Qué haces?! ¡Bájame!

—No grites, la gente se va a pensar que te estoy secuestrando. ¿No decías que no podías caminar? No pienso llevarte como princesita, pesas mucho y es un camino largo.

—Pues pide un taxi —dije obvia.

—Me has hecho caminar hasta aquí cuando estaba medio dormido, agradece que no te tire al suelo.

—Esto no es justo... —murmuré—. Además, seguro se me ve todo y los viejos asquerosos me van a mirar.

—Si un viejo se te queda mirando avísame y le rompo la mandíbula pero deja de quejarte, ¿prefieres ir caminando tú solita? —No respondí, solo hice un sonido de cansancio.

Seguimos así hasta llegar a su casa. Bill nos abrió la puerta y ayudó a Tom a subirme a su habitación para acostarme, me había quedado dormida por el camino. Llamaron a Georg para decirle que me quedaría a dormir allí, le dijeron que haríamos una fiesta de pijamas, porque si le contaban que estaba borracha, que había salido sola con Tom, que nos habían echado del lugar por pelearse con un tipo para defenderme, que me había dormido por el camino y que dormiría en la cama de Tom —aunque él duerma en el sofá—, probablemente no dejaría que me quedara.

Una pesadilla hizo que me despertara en medio de la noche, alterada. Alcé la vista y vi a Tom acurrucado en el sofá con pose fetal. Tenía bastante resaca y estaba muerta de miedo, había sido un sueño horrible. Me acerqué a él y lo sacudí un par de veces hasta que se despertó.

—¿Ada? ¿Pasa algo? —preguntó mientras levantaba su cabeza con dificultad.

—¿Puedes dormir conmigo...? —susurré.

—¿Yo? ¿Contigo? ¿Juntos? ¿En la misma cama?

—Sí... He tenido una pesadilla, no quiero dormir sola —Se quedó mirándome adormilado pensando su respuesta, supongo—. Por favor...

—Eh... Está bien —dijo mientras se levantaba.

Se puso en pie y pasó sus manos sobre mi hombro a la vez que caminábamos hacia la cama. Sabía que se sentía raro pero había sido un sueño realmente espantoso, tanto que había despertado con la respiración agitada y al borde del llanto. Me tumbé y copió mi acción, nos miramos por unos segundos que parecían eternos, tenía los ojos entrecerrados por el sueño pero aún así me sonreía de la misma manera que siempre.

PAUSADA! ⋆ 𝐩𝐨𝐥𝐚𝐫𝐨𝐢𝐝 ⋆ tom kaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora