Polvo de hada +18

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-Izuku hada.

-Katsuki humano.

-Katsudeku.

-Porno sin trama.


...


De pie sobre la mesa, observa la imponente figura de ese humano gigante.

Izuku se sonroja de tenerlo tan cerca con la camisa abierta, al igual que sus pantalones. Traga hondo. Todo había terminado de la peor manera posible y era únicamente su culpa.  Minutos atrás se había acercado a curiosear en su ventana, embelesado como le traía la imagen del humano, no cayó en cuenta de la presencia que se aproximaba por detrás. Otro hombre la había intentado capturar, seguramente ambicioso por el dinero que le daría por él o los beneficios que podía obtener al ganarse un deseo suyo.

Y de no ser por el fuerte herrero a quien venia espiando, ahora mismo se encontraría dentro de una celda en el mercado de criaturas mágicas.

En cambio, se encontraba en la habitación junto a su héroe.

—Y-yo —rompe el silencio al fin. Aclara su garganta, que ha quedado seca de los nervios—, estoy muy agradecido por la ayuda —baja la mirada, no queriendo intimidarse con los ojos escarlata, pero es la vista de su pantalón abultado la que le pone aún más nervioso. Gira sus ojos hacia otro lugar—. Toda ayuda siempre es compensada con un deseo.

—Deseo —bufa el gigante. Jala una de las sillas de la mesa y se sienta toscamente—. Primero quiero saber tu nombre.

Se asombra con la pregunta. 

Es evidente que ese no es su deseo, pero todo a quien le ha cumplido uno ha sido muy rápido en pedírselo. Jamás tomando en cuenta conocer al ser mágico que les está otorgando semejante gracia.

—I-Izuku —responde alto. Feliz de que el gigante muestre un mínimo de interés en él— ¿Puedo saber el nombre de mi salvador?

El hombre enarca una ceja.

—Katsuki —masculla.

—Katsuki —repite. Tras varios días observándolo escondido entre los arbustos, finalmente conoce el nombre de aquel hombre que ha captado tanto su atención—. Es un nombre muy bonito.

—Sí lo que sea —responde brusco y apoya los codos en la mesa. El temblor y cercanía le hacen alejarse del gigante.

Katsuki entorna los ojos, descifrando si es miedo o solo intimidación lo que siente el pequeño ser. Aunque puede descartar lo primero fácilmente, pues esa criatura tiene alas y la agilidad suficiente para escapar en ese momento si así lo quisiera. Conoce suficiente sobre hadas como para saber que sus aspecto delicado y estatura de no más de treinta centímetros, son su mejor ayuda a la hora de volar.

Por ello mismo, se le hace sospechoso que siendo una criatura sagas, casi haya sido capturada minutos atrás.

Y él cree saber el porqué.

—Ahora lo importante —empieza el interrogatorio—, ¿Qué carajos hacías en mi ventana?

De inmediato, a Izuku se le suben los colores al rostro.

¿Cómo explicar que había estado observando mientras se tocaba a si mismo?

No había sido su intención espiarlo... O bueno, no al inicio. La curiosidad había surgido repentinamente y, sin siquiera notarlo, había terminado en más de una ocasión sentado en esa ventana observando al hombre en sus quehaceres diarios. Ni siquiera es consciente de cuando fue la primera que lo vio tocándose, solo que significo la imagen más maravillosa que alguien pudo haberle regalado. Su pecho agitado moviéndose, los vellos rubios cubiertos de perlas de sudor, la mano enorme subiendo y bajando sobre su miembro.

De todo y nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora