Ꮖɴꮯꭼꮪꭲꮻ (𝐘𝐚𝐨𝐢 𝐇𝐚𝐫𝐝 +21) -𝟐 𝕸𝖎𝖓-

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𝘌𝘭 𝘭𝘢𝘣𝘦𝘳𝘪𝘯𝘵𝘰 𝘱𝘳𝘰𝘩𝘪𝘣𝘪𝘥𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘪𝘯𝘤𝘦𝘴𝘵𝘰 𝘥𝘦𝘫𝘢 𝘤𝘪𝘤𝘢𝘵𝘳𝘪𝘤𝘦𝘴 𝘪𝘮𝘣𝘰𝘳𝘳𝘢𝘣𝘭𝘦𝘴 𝘦𝘯 𝘭𝘰𝘴 𝘩𝘪𝘭𝘰𝘴 𝘥𝘦𝘭 𝘥𝘦𝘴𝘵𝘪𝘯𝘰

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⚠️ADVERTENCIAS ⚠️

-Abuso sexual

Carta escrita por Young Hee

—Recuerda no llegar tarde a casa, sabes que debes ayudar a tu madre con los quehaceres —Me recordó mi padre por doceava vez antes de que saliera de casa.

—¡Sí papá, no lo olvidaré! —grité al mismo tiempo en que me alejaba hasta llegar a la esquina de nuestra cuadra.

Como todos los días de la semana en que una niña de 14 años debe asistir a la escuela, yo me encaminaba hasta allí. Mi casa no estaba tan alejada de ella a comparación de muchos de mis compañeros, que a decir verdad, doy gracias a Dios que viva en donde me encuentro en estos momentos con toda mi familia. 

¿Quieres que dé un ejemplo de lo que realmente es vivir lejos del colegio al cual yo asisto? Ok, les diré el de mi mejor amiga, So Hyun. Una niña de mi misma edad, pero un tanto más baja de estatura que yo. Con ella es con quien me siento en el aula y con la cual he compartido gran parte de mi temprana vida. Sinceramente, no sé qué es lo que haría sin ella.

Como les decía, ella vive a 5 kilómetros del colegio y siempre tiene que venir caminando al igual que yo, ya que su familia no posee vehículo alguno. Para ser honesta, ambas vivimos en un pueblo de clase baja... realmente baja, por lo que ninguna de las familias por las que está compuesto, tiene uno.

No faltaba mucho para llegar y encontrarme con So Hyun, lo cual hacía todas las mañanas. Pobre, me la imagino caminando esos interminables 5 kilómetros, sola, por las calles oscuras de la madrugada, porque, debido a su gran distancia del lugar, debe de salir mucho más temprano; y aun así, ella siempre lograba llegar a tiempo. 

Yo la esperaba fuera, hasta los días de lluvia cuando se retrasaba, jamás la dejaba sola.

—Hola Son Hyun, ¿cómo estás? —le pregunté cuando al fin llegué.

—Bien, ¿y tú?

—Hoy llegaste antes que yo —sonreí—. ¿Saliste más temprano de tu casa? —cuestioné extrañada.

—Oh... no, no, es que de camino aquí, me encontré con un señor que se ofreció a traerme —contestó con una enorme sonrisa.

Fruncí el entrecejo.

-Son... ¿conocías a ese señor? —interrogué esperando la respuesta que aliviase mi preocupación, la misma que nunca llegó.

—No. Venía caminando, me vio y comenzó a conducir su camioneta a la misma velocidad en que yo mantenía mi paso.

Le miré de reojo.

—Me llamó para preguntarme adónde me dirigía y si quería que me lleve, lo cual acepté con mucho gusto. Sabes que vivo muy lejos de la maldita escuela.

Palidecí. 

¿Ella... ella había venido en un vehículo junto a un extraño? ¡¿Cómo es que hizo eso?! ¡¿Acaso olvidó lo que nuestros padres nos repiten a diario cada mañana con respecto a acercarnos a extraños?!