Un café y una foto

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El día que conocí a Ben llevaba varias semanas intentando que sucediera, pero me cohibía la idea de hablarle de frente. No es que sea una persona tímida, me considero una persona sociable, amigable, incluso agradable. Es que él es realmente extrovertido.

Durante el tiempo en el que lo observe note que podia ser amable con todo aquel que se cruzara en su camino, siempre con una sonrisa en el rostro y haciendo que el ambiente se hiciera menos pesado con solo estar ahi, pensaba que tal vez no deberia intentar forzar las cosas, pensaba que ojalá fuera tan buena para hacer planes perfectos como... No. No pensaba en él a menos que se tratara de "hacer que las cosas pasen". Y me negaba a pensar en él en general, aun cuando se tratara de algo que él me haya enseñado.

No iba a conocer a Ben a menos que yo hiciera que sucediera, lo sabía. Y estaba dispuesta a trabajar en ello. Por eso llevaba varias semanas desayunando en la misma cafetería a diario, asegurándome de estar a la misma hora. Quería conocerlo.

Montse, mi amiga de la universidad, y yo lo habíamos visto un par de veces al pasar a desayunar, por la mañana el lugar era el más accesible para entrar, comprar y correr. Ben por otro lado parecía siempre estaba ahí, pidiendo un doble americano con la mirada cansada de quién había tenido pocas horas de sueño. Aun así, siempre estaba sonriendo.

Me sentí una acosadora una semana exacta después de verlo por primera vez. Al darme cuenta de que la única razón por la que seguí visitando (y arrastrando a mi amiga) a esa cafetería día tras día era para verlo, la manera en la que el sol hacia brillar su oscuro cabello rizado cuando cruzaba la puerta, el hoyuelo en su mejilla al sonreír y los dientes perfectamente alineados.

Yo tenía 21 años y era una idealista del amor afectada por el pensamiento de que no iba a pasarme nada por obra del destino. Así que me puse en marcha para poder conocerlo, claro que primero tenía que observarlo.

Ideé mil maneras para conocerlo en las semanas previas al encuentro, desde chocar con él y acabar con su café en la ropa, cosa que Montse negó rotundamente, mirándome desde arriba en todo su 1.75 de altura «nada de humillaciones públicas» me dijo muy categórica, erguida por completo, dejando en claro que sus piernas largas no estaban solo de adorno, hasta simplemente acercarme y saludar. Esa quedó descartada por mí. No podría, jamás.

Cuando vi que llevaba una copia de la revista "NatGeo Viajes" supe que tenía una oportunidad de hacer que pase, bastante pronto y con un tema de conversación. Creerías que es una obra del destino tener la misma revista para conocer a alguien, pero el destino no existe. Existen las decisiones, y el que yo tuviera justamente esa revista, era una decisión. Como todo.

Cruzando la calle de la cafetería había un quiosco que vendía los ejemplares. Ben estaba planeando un viaje y yo... bueno yo era la hija de uno de los fotógrafos de esa revista así que tenía una subscripción. Era una forma de sentirme conectada con mis padres, a quienes había visto unas 4 veces desde que tuve que establecerme para estudiar a los 18 años.

Así que llevé esa revista cada día en mi bolso para encontrar la oportunidad perfecta de entablar una conversación con él. Claro que para él yo era completamente invisible (o al menos eso pensaba), pero me aseguraría de dejar de serlo. Ese día Montse tenía que llamarme justo cuando lo tuviera cerca, yo estaría leyendo la revista y todo sería perfecto.

Y así fue, me senté, abrí la revista en una página al azar y esperé, leyendo un poco la página que mostraba el más hermoso cielo completamente estrellado en el desierto. "Sobre la foto: La clase de paisaje que me hace pensar en la persona que más los disfrutaba conmigo, me da tanta paz como ella. Fotografía por Eric Montgomery".

«Claire, suelta esa revista y v...¿estás llorando?» Escuché a lo lejos a mi amiga mientras una lágrima rodaba por mi mejilla... los extrañaba tanto y había pasado tanto tiempo desde la última vez que los vi que casi sentí como una caricia aquellas palabras.

Destino o CausalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora