¿Destino? Sí, ¡claro!

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3 años atrás

Nado en  nubes de la felicidad. Por fin logré conocer a Ben, casi 3 semanas desayunando en el mismo lugar con el peor café rechinado de la ciudad para poder conocer al chico que me deja sin aliento.

No puedo sacar de mi cabeza la manera en la que me sonrió.

Mi ensoñación termina cuando me dan un golpe seco en toda la cara con un cojín. Me quito la almohada de la cara y volteo hacia Motse, molesta,  que esta destornillada de la risa a unos metros de mi

—Perdóname amiga, es que tenías una cara de estúpida desde hace horas y pensé que capaz y no lo sentías

—¡Aish, Cállate! Lo conocí Montse —Abrazo a el cojín con la que me agredieron incapaz de borrarme la sonrisa de la cara.

—¿Conseguiste el número al menos? — Me dijo elocuentemente levantando las cejas. Puse los ojos en blanco

—Pues ¡no, Montserrat! Pero lo voy a hacer. Ya vas a ver

—Claro, mañana. Porque eres una acosadora y sabes que vas a verlo

—Te equivocas — respondo negando, le sonrío sentándome al fin en el sofá, Montse sigue arreglándose para salir.

La conozco desde primer año de universidad, hemos sido compañeras de piso desde entonces. Ya nos acostumbramos a vernos las caras cada año, y tenemos una especie de zona compartida cuando se trata de maquillaje y cremas en el tocador (que es más fácil mantener en la sala y compartirlo). Afortunadamente para ambas nuestros padres son lo bastante generosos y tienen la posibilidad de pagar un lugar. No es enorme, claro. Dos habitaciones, un armario compartido y un baño, pero no tenemos que vivir en la residencia estudiantil y sería mucho más pequeño de pagar cada una un lugar. 

—¿Cómo que no? — Dice al acabar de aplicarse el lipgloss rosa Barbie en los carnosos labios que adornan su rostro — ¿tan pronto perdiste el interés? — Toma en cambio el rímel y vuelve a aplicárselo, parece que está más interesada en la manera en la que sus pestañas enmarcan su mirada pero sé que me está poniendo atención, por lo que me encojo de hombros

—No se trata de eso — me estiré como un gato en el sofá pensando seriamente en dormir otro rato en lugar de ir a clases. 3 semanas madrugando a diario no es de Dios.

—¿Vas a decirme de qué se trata o necesito otro cojín? — se queja como una niña pequeña, se voltea hacia mi y apoya la cadera en la mesa del tocador

—Quiero que piense en mi — Nuevamente me encojo de hombros

—Mueve el trasero que tenemos clase — me reprendió — Y dime qué significa eso de que quieres que piense en ti. ¡No me hagas sacarte las cosas con cuchara Claire!

—Esta bien —Me río con genuina emoción al ver su frustración salir a flote. Montse no es buena con las ideas inconclusas. He aprendido a amarla así y a lidiar con ello. Con Montse si vas a decirle una cosa, tienes que soltarlo todo. Un "te tengo que contar algo" debe ser inmediato si no la quieres colgada del brazo hasta que le digas lo que te estás guardando.

—Si me ve mañana y al día siguiente solo seré la chica que va todo el tiempo a la cafetería. En cambio, si mañana o por un par de días no me ve, va a pensar en mí. Va a desear verme. Se va a emocionar porque la posibilidad de verme está, y luego se va a desilusionar al no verme, otra vez. Así, cuando me vuelva a ver va a ser mucho mejor que la primera vez.

—Estás loca — me responde riendo, pero sé que en el fondo sabe que tengo razón.  

****

Tres días después aún no tengo idea de cómo volverlo a encontrar "casualmente" en algún lugar que no sea la cafetería , me moría por verlo de nuevo y sabía que ahí lo lograría pero solo sería un poco más de lo mismo. Una charla pequeña y un horrible café que me eriza la piel de solo recordar. Quiero una forma de tener una conversación con él. Hablarle en serio. 

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⏰ Última actualización: Sep 19, 2023 ⏰

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