||De los besos de amigos no se habla|| 9

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Nuevamente, como todos los días de su vida, el sol que traspasaba los espacios de la cortina de la habitación de ____ la despertaba. Aun así, ese día sintió algo más que el cálido sol. Una brisa fría que golpeaba su cara, un dolor de cabeza insoportable. Sentía incomodidad por haberse dormido con la ropa que había usado ayer. Olía a alcohol, y en el momento en el que abrió un poco las los ojos, las horribles punzadas que sintió en su cabeza le recordaron un poco que había pasado ayer.

Había estado bebiendo Gin Tonic.

Abrió los ojos como platos, pero no se movió mucho. Por encima de su hombro pudo ver ese cabello rubio, casi grisáceo que tanto conocía. Sus brazos rodeaban su cintura y su cabeza apoyada en el pecho de la femenina, con una expresión tan tranquila, era imposible no pensar que se veía adorable.

___ solo sonrió al verlo, y llevo una mano hasta su cabello, acariciándolo suavemente.

Besos de amigos.

Su fantástica, supremamente inteligente idea de la noche de ayer. Era cierto el dicho, mañana habrá tiempo para arrepentirse. Hoy era mañana. No es como que realmente se arrepintiera, es decir, el alcohol le dio los huevos para hacer lo que sobria nunca hubiese podido, pero, ahora afrontar la incomodidad y la reacción de la otra persona sería un desafío. Sentía algo de miedo a decir verdad, sabía que Damián no era de hacer este tipo de cosas muy seguido y que no sabría como llevarlo. Era aterrador pensar que el podría empezar a evitarla, o pensar que fue raro, o simplemente que en realidad nunca hubiese querido besarla, y qué pasó por la presión del momento, o algo así.

Ella suspiró levemente, y ladeó un poco su cara hacia el lado en el que el chico descansaba, casi tocando su frente con sus labios. Era lindo, sostener su cabeza con su mano, mientras el descansaba tan tranquilo. Emitió una pequeña sonrisa observándolo. Aun así, unos segundos después volvió a mirar al techo y a hundirse en sus pensamientos.

Esos pensamientos que tenemos todos la noche después de emborracharnos y olvidar la lógica de las cosas. Cuando pensamos, ¿como es posible que haya echo eso?- En el fondo, sabemos que siempre lo soñamos, pero que sobrios no nos hubiésemos atrevido.

Poco a poco, el chico comenzaba a escuchar el sonido de los fletching y los pidgey, que cantaban apoyados en la barandilla del balcón de la habitación, el cual había quedado abierto. Debido a esto, la brisa inundaba el cuarto. Nada exagerado, solo el viento fresco de las mañanas en Paldea.

Se sentía cómodo, a gusto y relajado. Como cuando un niño es abrazado por su madre, tan seguro. Sin abrir los ojos, sentía tantas sensaciones. Unas suaves manos acariciando su cabello y su cuello con cariño. El pecho de ____, que cada vez que respiraba, bajaba y subía lentamente. El aroma de la chica, ese perfume característico que siempre tenía, mezclado con olor a alcohol.

Alcohol. Mierda.

Fue lo primero que pensó al darse cuenta de la situación. No abrió sus ojos hasta meditar lo suficiente. Anoche, la noche de anoche, el la besó. Recordó cada momento, cada sensación, no sólo cuando se besaban y sus cuerpos estaban pegados el uno al otro. Sino que pensó en las charlas, las anécdotas divertidas, las sonrisas, la confianza con la que se trataban. A su mente llegaron los recuerdos de cómo observaba sus ojos, como susurraba coqueteos en su oído, todo eso.

Besos de amigos || Damián x _____: Pokemón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora