Capitulo 4

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El timbre de la campana sonó, que alivio era sentir que ya me podia alejar de esa loca, aunque me alegra que sea ella la primera persona en acercarse a mi, pero de alguna forma u otra, yo no quiero eso. No quiero y no debo encariñarme con nadie, asi todo sera mejor, mucho mejor para todos...

Me levanté rápidamente y sin decirle una palabra a la alegre pelirroja, me marché.

Al parecer, debí por lo menos despedirme, pues creo que solo así se quitan a las personas de encima, como no lo hice, ella estaba al lado mio tarareando una canción.

-Disculpa...- dije un poco indecisa, la chica me miró sorprendida y ansiosa- Pero, adiós...

-No, nada de eso señorita, si no te has dado cuenta, estoy en la misma clase de medicina que tú- dijo con una gran sonrisa en su rostro, parece que le divierte esta conversación- así que yo no me despego de ti por nada del mundo- su gran sonrisa angelical se transformó a una maliciosa.

Entonces, ahora si no tengo escapatoria.

-Además, cuando vallan pasando lista descubriré el primer misterio
ti, saber tu nombre... lo unico malo es que no tuve la suerte de sentarme contigo- ahora en su rostro había una expresion de tristeza- entre última entre los atrasados, y ahora tengo el peor puesto del mundo... Dime ¿que te parece ir después de las clases a una cafetería, muy buena, y pasamos un buen rato?

-Lo siento, pero yo de aqui me voy a mi casa.

-Espera se me olvidó el detalle mas importante: En esa cafetería, hay muchos chicos guapos, y que mejor que eso para aliviar nuestro gran estrés.

Y con solo eso, me dejó más que convencida, nunca iré a esa tal cafetería en mi vida. No es que les tenga miedo a los hombres, bueno tal vez un poquito, pero si tengo la oportunidad de no cruzarme con ellos lo haría sin pensarlo dos veces.

-Paso- dije con mucha determinación.

-Bueno, lo unico que te puedo decir es que nadie, nadie, me dice que no- dijo recalcando la palabra nadie.

-Como digas- dije alejándome de ella, no llegaré tarde a clases.

El tiempo pasó super rápido, o por lo menos para mi paso el tiempo así, ya era hora de salir, para mi mala suerte me topé de nuevo con Clarie.

-¡Elizabeth!- dijo Clarie gritando acercándose a mí- Vamos a tu casa, quiero conocerla, y de paso nos vestimos para ir a la cafetería que te conté, pero antes debo pedirte disculpas.

-Y ¿por qué te deberías disculpar?- dije algo curiosa, es una de las pocas veces en las cuales quiero saber algo que no esté en los libros.

-Pues por lo que haré dentro de poco, pero hasta entonces, caminemos a tu casa, ya me enteré de tu direccion y no queda tan lejos- dijo dejándome con la intriga, pero también me pregunto quién rayos le dio mi dirección.

-¿Quién te dijo dónde yo vivo?

-Es confidencial- dijo Clarie sonriendome de lado.

No le di tanta importancia a eso, y aunque no debería hacerme amiga de esta chica, algo en mi interior me dice que todo estará bien.

Llegamos a mi casa, Cloe había salido temprano del trabajo, así que cuando me vio con una invitada, se emocionó demasiado, sus ojos se cristalizaron y una pequeña y tímida sonrisa apareció en su rostro.

-Lo siento- dijo Cloe dirigiéndose a mí- pero es que es la primera vez desde que te tengo a mi cuidado que te veo traer a una amiga- Cloe se acercó a mí y me abrazó con mucha fuerza y luego se acercó a Clarie y le susurro en el oido algo que sí pude escuchar: gracias.

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