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Misión

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Misión

—¡Al noroeste! ¡Dirígete al noroeste! — graznaba el cuervo mientras entraba por la ventana

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—¡Al noroeste! ¡Dirígete al noroeste! — graznaba el cuervo mientras entraba por la ventana.

La chica, quién apenas había comenzado a arreglarse el cabello, se sobresaltó al escuchar la incesante voz de su compañero alado.

—¡Karasu! No es necesario que hagas tal escándalo — exclamó ____ —, ¡no estás en tu casa!

—¡Tienes una nueva misión! — sin embargo, a aquella ave le importaba un comino.

La [C\O] suspiró exasperada.

—¿De qué se trata?

—Últimamente una gran cantidad de personas han estado desapareciendo en el bosque "maldito" en las afueras de la aldea Mangetsu — informó Karasu —. ¡Dirígete al noroeste y erradica al demonio!

—De acuerdo, en un momento salgo.

El cuervo graznó una última vez antes de emprender vuelo y salir por la misma ventana por dónde había entrado.

—Que no estás en tu casa — murmuró la chica con enfado.

Ahora, sin ninguna distracción posible terminó de arreglarse sus cabellos _____ y salió de aquella habitación en donde se quedaba.

—Buenos días, señorita ______ — saludó uno de los Kakushi que ayudaban en la finca.

—Buenos días — realizó una leve reverencia contestando el saludo —, ¿de casualidad sabe dónde se encuentra Rengoku-san?

—Está en el campo de entrenamiento del jardín trasero.

—Gracias.

Una vez más hizo una reverencia y emprendió su caminata hasta el lugar mencionado.

Al llegar al exterior de la finca pudo divisar enseguida al pilar. Blandía su espada con esa elegancia que tanto lo caracterizaba y que ______ tanto admiraba.

—Rengoku-san — llamó suavemente la chica obteniendo inmediatamente la atención del contrario.

—¿Puedo ayudarte en algo? — cuestionó esbozando una sonrisa radiante.

—Me han asignado una misión así que debo marcharme ahora.

—Ya veo, ¡da tu mejor esfuerzo! ¡suerte! — ánimo Kyojuro.

—¡Sí! — afirmó motivada ______.

—Oh, y…

La chica ya se había dado vuelta para dirigirse a la salida del lugar, pero la voz del otro hizo que se detuviera y se diera la vuelta.

—¿Qué pasa?

—Asegúrate de volver a salvo.

Al escuchar la petición de su maestro, ____ inconscientemente esbozo una gran sonrisa mientras sus mejillas se tenían de rojo y sus ojos brillaban.

—¡S-Sí!

De manera torpe y descuidada dio una reverencia y se marchó a la salida.

«¡Le importo a Rengoku-san!»

Gritó para sus adentros conmocionada.

¡𝑵ó𝒕𝒂𝒎𝒆 𝒚𝒂, 𝑹𝒆𝒏𝒈𝒐𝒌𝒖-𝒔𝒂𝒏!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora