¿Qué tan lejos estás de la perdición?.
- Ave María purísima-
- Sin pecado concebida- me persiné.
- ¿Cuáles son tus pecados hija mía?-
-Conocerlo a él - suspire- Padre, mi alma no tiene salvación, he cometido grandes pecado-.
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Keren
- Keren!- gritaron mi nombre.
Detuve mi paso y giré levemente mi cuerpo.
- Luciana- saludé.
- ¿Vas a la iglesia?- cuestionó al ver mi vestimenta.
- Si, y tu- recorrí su cuerpo con mi mirada- ¿ vienes de una fiesta? - pregunté al ver su diminuto vestido y cabello despeinado.
-Si, Keren- Tomo mi mano- por favor si mis padres preguntan diles que estuve en tu casa toda la noche- me miro con súplica.
Esto está mal, mentir es un pecado.
- Luci, sabes que eso está mal- me solte de su agarre.
- Keren, ellos confían en ti y tu familia- hizo un berrinche
- Con justa razón, no debo de lastimar esa confianza- explique.
Pasaron los segundos y solté una risa.
- ¿Dime Luciana que estás dispuesta a hacer por mi?-
- Lo que sea- dijo rápidamente
- Entonces llévame- dije con firmeza.
La cara de Luciana era de incredulidad.
- Llévame al retiro que tú y Rebecca tomarán-
- Keren sabes que eso es mentira, solo es un pretexto para que podamos ir a Nueva York - acomodo su cabello.
- Eso lo sé - rodé mis ojos- es más que obvio y es por eso que te pido que me lleves- suspire- Lucina necesito esos dos meses para soltarme y no sentirme asfixiada en este pueblo- mordí mi labio.
Esperaba un no por respuesta.
- Esta bien, me agrada la idea que la única hija de él señor Lennox nos acompañe- sonrió.
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