¿Qué tan lejos estás de la perdición?.
- Ave María purísima-
- Sin pecado concebida- me persiné.
- ¿Cuáles son tus pecados hija mía?-
-Conocerlo a él - suspire- Padre, mi alma no tiene salvación, he cometido grandes pecado-.
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Keren.
-¡¡Hijodeperra!!- grite al darme cuenta de su insinuación.
Trate de ponerme de pie pero mi cadera dolía un poco al igual que un liguero ardor en mí entre pierna.
Tome mi ropa que estaba regada por el suelo, mientras maldecía por mi estupidez.
Salí lo más rápido posible de ese lugar, Ignorando a todos pues solamente quería llegar a la habitación que compartimos las chicas y yo.
- ¡Keren!- una Luciana preocupada gritó mi nombre apenas puse un pie en la habitación.
- ¿ Sabes lo preocupada que nos tenías?- reprocho Rebecca.
Quiero llorar por todo lo qué pasó anoche, necesito contarle a alguien sin que me juzgara.
- Estoy bien- con un nudo en la garganta- solo- pause- qué- pausé nuevamente y mordí mi labio- un chico me-
No se como explicar lo qué pasó a noche, no sé el nombre de ese chico, y dudo que él sepa el mío ya que para el solo soy Zara.
Tome aire para confesar mi pecado.
- Tuve sexo con un desconocido- dije rápidamente.
La cara de Rebecca y Lucí paso de sorpresa a una cara pícara.
- ¿Es guapo ?-
- ¿ Te gusto como se mueve?-
- ¿ Como es sus apariencia?-
Me bombardearon con sus preguntas.
- Chicas- se escuchó del otro lado de la puerta.
Al abrí me encontré con un David sonriente.
- Solo pasaba por usted para ir a desayunar-apretó la mejilla de Lucí- las espero abajo no tarden-.
Me bañe rápidamente, me puse un vestido amarillo con estando de flores, tenis blancos hice un moño bajo en mi cabello; nunca he sido buena maquillándome por lo cual solo usos protector solar y en ocasiones gloss de fresa.
Al llegar a la cafetería observé todo, cada rincón de esta es elegante.
- ¿Te gusta Keren?- pregunto al recorrerme la silla.
