Capítulo 3

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Ya han pasado dos semanas desde que soy la sirvienta personal de Lady Dimitrescu, sus caricias se vuelven frecuentes, sonrisas y pequeños gestos hacia mi que hacen que mi corazón se acelere y sienta mariposas en el estómago, no puedo evitar sonreír como una tonta cada que la veo, estar con ella se hace cada vez más difícil, estos sentimientos me carcomen y solo quiero dejarlos salir, pero no puedo, no ahora, no sé si ella los aceptaría, "me despediría y no volvería a verla", "va a mirarme con desagrado", "solo está siendo amable conmigo", tantos pensamientos que invaden mi mente, desearía poder decírselo, quisiera tener las agallas para declararme, decirle que solo verla alegra mi día, decirle que no puedo pensar en nada más aparte de ella, "creo que estoy enloqueciendo", "¿puede ser esto amor?", más y más pensamientos y todos son sobre ella, Alcina...

Hoy estamos pasando tiempo en la biblioteca del castillo, nada más que el sonido de las páginas pasando y algunos sorbos de vino de Alcina, eventualmente la dama cerró su libro y suspiró

Alcina: ¿te gustaría dar un paseo por el viñedo?

T/n: yo...sí, sí, me encantaría pasear contigo Alcina- dije cerrando mi libro, dejé los libros en sus respectivos lugares y me dirigí con la dama fuera del castillo, es verano así que no hace tanto frío como es de costumbre, aún así estoy vistiendo una gruesa chaqueta, la dama me habla sobre el viñedo, me explica como es que hace su vino, habla tan orgullosa de sí misma, y con razón

Alcina: ¿quizás te gustaría probar un poco de vino?

T/n: eso me gustaría- dije sonriente y nos dirigimos a la bodega de vinos, la dama sacó uno, lo descorchó y sirvió para ambas

Alcina: asumo que no tienes familiaridad con los vinos, por lo que te daré a probar uno dulce- dijo y me dió una de las copas de vino a la que le dí un sorbo

T/n: es delicioso- dije sonriendo y tomé otro sorbo a lo que Alcina sonrió

Alcina: ¿quieres un poco más?- preguntó a lo que yo asentí, me sirvió más vino y continúe bebiendo

Alcina: me alegra que te guste, ¿quieres probar uno más fuerte esta vez?

T/n: yo no tolero bien el alcohol...pero viniendo de usted, aceptaré con gusto- dije bebiendo el resto de mi vino, Alcina me sirvió un vino distinto, al probarlo era algo completamente distinto, este era fuerte y amargo, aún así no estaba nada mal, al terminar mi vino sentí mi cara más caliente al igual que mi estómago

Alcina: ya veo que no jugabas cuando dijiste que no toleras el alcohol- dijo riendo suavemente- creo que es suficiente por hoy- dijo guardando el vino, caminó hacia la salida de la bodega indicándome que la siga, la seguí algo mareada, cosa que mi señora notó, tomó mi mano y caminamos devuelta al castillo

T/n: no es necesario que me ayude...solo estoy algo mareada, es todo- dije y su agarre se apretó

Alcina: tonterías, no quiero que mi sirvienta personal se lastime- dijo, ni siquiera al llegar al castillo soltó mi mano, nos dirigimos a sus aposentos donde se sentó en su sillón y a mi en su regazo- recuerdame no darte vino nunca más

T/n: s-sí Alcina- dije nerviosamente "¿esto realmente está pasando?, ¿no es producto del vino?", pensé mientras jugaba con mis manos, Alcina acarició suavemente mi mejilla y me llevó a su pecho

Alcina: relájate, el efecto del vino tardará un poco en pasar- dijo mientras seguía acariciándome, poco a poco me relaje y me acomodé en su pecho "tan suave", pensé, a los pocos minutos mis ojos se cerraban solos y caí rendida ante el sueño- descansa draga mea- fue lo último que escuché antes de dormirme

Me desperté al otro día y miré a mi alrededor aún somnolienta "este no es mi cuarto", pensé "esta es...esta es la habitación de mi señora", salí de mis pensamientos cuando sentí que la puerta de la habitación se abría

Alcina: buenos días cariño, ¿dormiste bien?- dijo mientras cruzaba la habitación, se sentó en el borde de la cama y acarició suavemente mi mejilla

T/n: yo...sí, dormí bien, gracias por dejarme dormir aquí...no debiste

Alcina: ah-ah no digas nada al respecto, yo hago las reglas aquí, si quiero que duermas en mi cama eso harás, ahora levántate, debes desayunar- dijo mi señora, a lo que yo asentí y me levanté

T/n: de nuevo gracias- dije inclinándome ante ella y finalmente me dirijo a mi habitación, me doy una ducha y me preparo para luego ir a desayunar, las demás sirvientas ya habían comido, solo era yo, ellas me miraban con recelo "¿cree que tiene el derecho a llegar tarde?", "la dama le da demasiada libertad", "¿acaso cree que está por encima de nosotras?", todos estos comentarios se escuchaban en la cocina, realmente no me llevo bien con nadie aquí, rápidamente desayuné y luego me dirigí a la habitación con mi señora, al entrar la vi en su tocador como de costumbre, dándose un retoque de su labial rojo sangre

Alcina: ¿lista?- preguntó mirándome a través del espejo

T/n: lista, ¿que haremos hoy?

Alcina: necesito que me acompañes a una reunión con los demás lores, quiero tener algo de compañía agradable- dijo, nunca la había acompañado antes a ninguna de sus reuniones, esto es nuevo.

Nos dirigimos al lugar de la reunión en el carruaje de la dama, el lugar es una iglesia bastante maltratada, cosa extraña considerando que la dama vive en un hermoso castillo, nos bajamos del carruaje y entramos a la iglesia, allí nos esperaban los demás lores y la Madre Miranda, Alcina se sentó en lo que parecía ser un asiento específicamente para ella, más grande que los demás, observé a los demás lores, nunca los había visto en persona, Lady Beneviento y su muñeca Angie, Lord Moreau, tan desagradable como en las fotos, por último Lord Karl Heisenberg, "el maldito hombre-cosa", el que provoca los dolores de cabeza de mi señora, el me miró sonriente, una sonrisa desagradable.

Karl: veo que mi querida hermanita trajo con ella un lindo juguete- dijo aún con esa sonrisa desagradable en su cara

Alcina: silencio Heisenberg, eso no es de tu incumbencia

Karl: no seas así, comparte con tu querido hermano, ¿puedes prestarmela?, prometo no romperla

Alcina: ¡cómo te atreves asqueroso hombre-cosa, te haré trizas!- dijo mi señora levantándose y dejando a la vista sus largas y filosas garras

Miranda: ¡suficiente!, comportense como adultos- dijo y Lady Dimitrescu volvió a esconder sus garras, tomó asiento y miró a Heisenberg con recelo, este solo seguía sonriendo desagradablemente

Estuvimos alrededor de dos horas en el lugar, la reunión trató básicamente de los progresos de cada lord con sus experimentos, posibilidades de recipientes y los negocios de cada lord. Al salir del lugar se escuchó la voz del hombre-cosa

Karl: no durarás mucho antes de que la perra de gigante se aburra de ti- dijo antes de desaparecer entre el bosque

Alcina: estúpido hombre-cosa, quien se cree que es, no es más que un niño en busca de atención- dijo claramente furiosa y subimos al carruaje, yo no dije nada, "Alcina no se desaría de mi...¿verdad?", la miré y ella me miró de vuelta, me dió una pequeña sonrisa y tomó mi mano- no tienes nada que temer draga mea, no me desaría de ti jamás, no eres como las otras sirvientas, tu eres especial- dijo tranquilizando mis pensamientos, yo le sonreí de vuelta y sujete su mano firmemente "especial", pensé sonriendo para mi misma.

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