Me quedé a solas con Sebastián, este estaba nervioso y miraba a todos lados buscando a su amigo que supuestamente se había ido a buscar a su gata, digo supuestamente ya que sé que Sebas gusta de mí y su amigo lo hizo con toda la intención del mundo. Intenté entablar una conversación con él pero era imposible, estaba nervioso que no sabía ni lo que decía, soltaba chorradas sin sentido y me aburría, así que decidí darle una pequeña sorpresa...
- ¿Me puedes traer un vaso de agua Sebas? -Le dije esto haciendo ojitos de cachorrito irresistibles, este se levantó y fue en dirección a la cocina, andaba un poco raro, estaba muy nervioso el pobre, su cara roja era para descojonarse. Antes de que este volviera me desabroché 3 botones del pijama dejando al descubierto mi escote, me subí más el short para que se me notara más el culo y cuando escuché sus pasos cerca de donde yo estaba fingí que se me había caído algo y me agaché a recogerlo, me reí por lo bajo al escuchar que sus pasos se detuvieron en seco, me arrodillé aún sin mirarle e hice un gesto de que me estaba colocando el pendiente, luego me giré hacia él con una sonrisa. Su cara estaba más roja de lo normal, y sus ojos me analizaron de arriba abajo, pero se pararon en mi escote, siento que me desnuda con la mirada... Me puse algo incómoda por sus intimidantes y constantes miradas, me levanté y me senté en el sofá, estoy empezando a pensar que todo esto de intentar provocarle ha sido una mala idea...
-Gracias. -Cogí el vaso que me trajo y me lo bebí de una, estoy empezando a tener mucho calor de repente, lo dejé en una mesita que había por ahí y seguí viendo la película, era una de terror, no me gustan mucho ya que me asusto con cualquier tontería, y efectivamente, salió una señora rompiendo la cuarta dimensión, me asusté y salté a los brazos de Sebastián, que conste que no grité en ningún momento. Me quedé abrazando el brazo de este, me sorprende lo fuerte que es la verdad.
- ¡¡AAAAGH!!- Esta vez del susto le metí un puñetazo a Sebas en toda la mejilla, el grito no fue mío si no suyo...
-Ostia perdón. - Internamente me estaba descojonando por su cara dolida, se estaba sobando la mejilla mientras me miraba con ojitos, me ha dado algo de pena... Le di un besito rápido en la mejilla para luego mirarle con cara de niña buena, pensé que él simplemente desviaría la mirada y se pondría rojo, pero hizo todo lo contrario a eso, continuó mirándome con esos ojos verdes penetrantes, me ponían muy nerviosa y se ha dado cuenta de eso, lo sé por su expresión facial, ceja arqueada y sonrisa ladeada, esta vez fui yo quien se puso roja y apartó la mirada. Me levanté con intención de ir a buscar al chaval que nos dejó solos, cuando una mano me agarró y me tiró hacia atrás, me caí por la brusquedad pero no me hice daño, será porque he caído en las piernas de Sebastián...Espera. ¿EN SUS PIERNAS?
- ¿Se puede saber qué-. - Paré en seco cuando sentí unas frías manos sobre mi cintura, arqueé la espalda debido a esa sensación, a decir verdad no me molesta en absoluto eso, no lo entiendo, no me siento incómoda a pesar de estar a escasos centímetros de sus labios, incluso que yo esté sentada encima de él, incluso agarrando su cuello...
Pasan los segundos, se me hacen eternos, no nos decimos nada, son simples miradas, o eso creo, cada segundo que pasa siento que su mirada se intensifica, sus manos siguen quietas, justo en mis caderas. Tengo mucho calor y esta pose no ayuda, me quiero mover pero sé que su amiguito se va a despertar y no quiero que eso pase, aún no, tengo que enseñarle quién manda.
Le agarré las manos soltando su cuello pero sin dejarle de mirar, las bajé hasta mi culo y le sonreí coquetamente, sabe a dónde quiero llegar... Este no se negó ante ello, siguió sonriendo mientras que mi mente estaba siendo torturada por los miles de pensamientos que le llegaban.
Siguen pasando los segundos y ni un solo movimiento más ha surgido, el aire está demasiado cargado, ahora mismo siento como si un edificio entero estuviera aplastándome. La intensidad de sus ojos hace que me cosquilleé absolutamente todo. La posición no ha cambiado y realmente siento la necesidad de moverme un poco, dicho y hecho, su mirada se desconectó de la mía para mirar a su amiguito.