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- El alfa de ojos turquesas entro a la habitación, arrastrando sus pies y con una postura algo erguida en todo su andar, costó un poco hacer que su primogénito se durmiera, el niño parecía que tenía tanta energía que sería difícil de consumir, per...

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- El alfa de ojos turquesas entro a la habitación, arrastrando sus pies y con una postura algo erguida en todo su andar, costó un poco hacer que su primogénito se durmiera, el niño parecía que tenía tanta energía que sería difícil de consumir, pero gracias a la persistencia de Itoshi como de la gran ayuda del biberón del infante este logro ir hacia la tierra de los sueños dejando por fin descansar a sus pobres padres, que a pesar de que el bebé ya estuviera con su primer año cumplido y que este fuera demasiado tranquilo, seguia siendo eso, un bebé que necesita la atención completa de sus padres.

Ante ese pensamiento sonrió, un año, un año desde que escucho por primera vez el llanto de su hijo, dónde lo pudo cargar y dónde lloro.

Nego ante esa sonrisa de bobo que se cargaba, simplemente se dejó caer en el gran colchón dónde estaba su Omega con el teléfono, no presto tanta atención pero vio como este casi vota el teléfono por el susto que le dió la presencia de su persona. Rodó los ojos, acomodándose mejor volteo a ver a Isagi Yoichi que no dejaba de verlo, el Omega con aroma a arándanos apagó su teléfono con rapidez para dejarlo en la mesita para prestarle la debida atención al mayor. Sus dedos recorriendo el cabello verdoso de el alfa con delicadeza como con cariño, y este ronroneaba al gusto, a tal cual gato.

Itoshi Rin era un mimoso e Isagi lo sabía, sobretodo cuando estaba demasiado estresado, cosa que era una exageración en esos momentos, estaba demasiado estresado, su aroma lo delataba. No sabía el porque, pero el menor estaba empeñado en que esa fiesta, la del día siguiente, dónde festejarían a su pequeño bebé por haber alcanzado su primer año de vida, fuera perfecta.

— ¿Cómo te fue? — Pregunto Yoichi, con voz suave y tranquila, siendo melodía dulce para los oídos irritados del de ojos turquesa que de manera simple se dejaba hacer por este.— ¿Se bebió todo su biberón?, ¿Le cambiaste el pañal? — Preguntó, siendo menos insistente que algunas veces.

— Si, a las dos. No te preocupes Yoi.— Asintió ante sus palabras, con cuidado tanteó las piernas del mayor para llegar hasta la cintura de este y aprisionar la con delicadeza, hundiendo su cabeza en el vientre de este.

Llevaba nueve años casado con Yoichi. Desde que ellos salieron de Blue lock, luchando en la sub-20 juntos por la copa mundial y perdiendo en las semifinales contra Marruecos, se volvieron pareja, todo por cosas del destino - así lo quería creer el alfa - , hasta llegar a los cinco años de relación dónde se cansaron, algo muy pequeño sin embargo muy emotivo para ambos, invitando solo a sus personas más cercanas como de confianza, y no fue hasta hace un año con nueve meses que llegó la noticia de que la familia Itoshi estaba abriendo las puertas para recibir a su primer cachorro.

Sería mentira decir que Rin como Isagi no se emocionaron al ver los resultados de aquel examen de sangre dónde en letras grandes decía "Positivo". También sería mentir el hecho de que Rin lloro cuando cargo a ese pequeño bultito que Yoichi aseguraba que era la copia exacta del alfa.

‹‹ 𝗧𝗿𝗮𝗶𝗰𝗶𝗼́𝗻 :: 𝗥𝗶𝗻𝗦𝗮𝗴𝗶.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora