Cuarta

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La primera vez que lo vi correctamente tenía cinco años. Durante el día, él no era más que una sombra en los rincones de la casa. Durante la noche y mi hora de siesta era mi compañero de juegos ¡El caballero Osamu que buscaba derrotar al dragón!

Cuando fui un niño, tomó la forma de uno también. Uno más alto que yo, porque es así de molesto.

Antes de conocelo adecuadamente siempre me vigiló. Las noches se hicieron más oscuras con él cerca, también más frías, cuando lloré por temor padre me dijo que podía confiar en las sombras, que siempre estaría más seguro en ellas que en ningún otro lugar del mundo, tenia razón.

"Osamu siempre viene así, en sueños. No importa dónde o cuándo, podrás verlo al dormir y durante el día sabrás que esta cerca por el olor a flores"

Desde pequeño, Padre me contó un cuento sobre un guerrero y un demonio rodeados de envidia y odio. Lo tomé como un cuento de fantasía y jugué con Osamu muchas veces a ser el guerrero. Él se llamó a si mismo demonio y corrió a través de toda la casa detrás de mi.

Osamu me diría, años después, que no era solo un cuento, me contaría el final de esa historia: un sello que le impide salir y como romperlo. Un trabajo que tomaría siete vidas en siete ciclos. Me mostraría como fueron los primeros tres ciclos, desde el inicio hasta el final dónde siempre lo dejaba para volver a nacer años después.

La primera vez que Osamu me acompañó en sueños fue... difícil. Estábamos tan molestos por no poder vernos fuera del mundo onírico que recuerdo haber maldecido a cada uno de los culpables. No es como si sirviera de mucho, ya estaban malditos desde antes y de todas formas los necesitaba vivos.

Este es el cuarto ciclo. Nos conocimos antes porque padre me trajo antes, a través de toda mi vida, Osamu ha sido mi compañero, mi mejor amigo.

Atesoro cada parte de mi infancia en mi memoria con el mayor esmero. Recuerdo cada cuento que inventó para mi. Los juegos que creó para acompañarme, como cuando mis cosas desaparecían y era hora de ser piratas en busca de tesoros.

Las noches de lluvia me abrazó y cantó, aunque si lo piensas, es un poco raro ver a un niño cuidar con tanto esmero a otro. Padre siempre se divirtió con mis historias sobre Osamu, a diferencia de madre, él me motivó a mantenerme cerca, creer y confiar.

Cuando empecé a crecer, pensé que quizá el no me tomó en serio y lo creyó un cuento de mi imaginación (aun si yo seguía viendo a Dazai a través de los espejos y en los rincones).

Ahora lo sé mejor. Él siempre supo quién es Osamu, padre se ha asegurado que cada vida yo esté cerca de él. Me ha traído a esta casa cada vez y ha dejado los registros necesarios para que pueda romper un poco más el sello.

Hasta ahora, a mis dieciocho años, he completado cuatro vidas durante el cuarto ciclo. Es más de la mitad y el sello ha dejado una parte de Osamu salir.
A veces, sí estoy empezando a dormir, puedo sentirlo en el lugar de la cama junto a mi. Otras, puedo sentir su aliento en mi nuca cuando la tarde llega.

Solo me faltan tres asesinatos por completar y esos toques serán más fuertes.

Solo tres vidas más y ni siquiera la muerte nos separara de nuevo.

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