Ojos Azules.

496 79 21
                                    

La historia de Dazai y Chuya inicia antes de que ellos mismos la conozcan, inicia antes que la historia
escrita, inicia, como todo, en el principio.

Inicia con un conejo y el gorrión que lo sigue.
Avanza con el delfín y la gaviota.
Se fortalece con el lobo y la serpiente.
Se mantiene aún cuando uno se vuelve un humano, pero el otro no.

Sin embargo, ninguno recordará nada antes de este momento y sólo uno de ellos recordará el momento en que el cuervo descubre la cosa más brillante y valiosa del mundo: un par de ojos azules.

.
.
.

El primer recuerdo de Dazai es el momento en que intentando recoger algo para comer queda atorado en una trampa. Las ha visto antes, las usan algunos animales para atrapar a otros, luego son llevados a los nidos por la fuerza, no importa cuanto luchen, aquellos que se enredan nunca vuelven.
Dazai hace todo lo que puede para liberarse, sus movimientos no se detienen cuando una de sus alas queda en un ángulo extraño y la escucha crujir. Aún intenta escapar, hay esperanza siempre que no haya sido visto, solo se detiene cuando escuchar venir a aquellos que la pusieron.

Es tomado en unos brazos cálidos. Intenta morder, grita, se mueve, pese a ello, como sabía que sería, es infructuoso.

-Tranquilo- dice su captor- no te haré daño, vamos a curar esa ala.
Dazai no está seguro de lo que dice, pero no hay mucho que pueda hacer, así que sólo reserva fuerza para escapar cuando la oportunidad se presente.

Es llevado a uno de esos nidos, los que hacen en tierra (tontos, tontos, ¿nadie les dijo que es más seguro estar arriba?) Y... su ala es arreglada. El hombre le da un lugar alto para descansar, le brinda agua y comida. Es amable y  aunque no deja de hablar, pronto Dazai sabe con certeza que no será lastimado.

-Arlen -
Ese es el nombre de su Salvador.

..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... .....

Arlen tiene un hijo, un energético, alegre e inteligente hijo.
Arlen, por su parte, es un hombre sabio, tranquilo y que sabe todo lo que el mundo es. Cada tarde se sienta con su niño a enseñarle algo, es distinto a la gente de afuera y quiere que su hijo también lo sea. Desea que su niño vea la vida con la importancia que tiene, que a diferencia del resto, aprecie la existencia de cada ser vivo.

Le enseña a hablar la lengua de otras tribus, le enseña a cazar, constituir y sembrar, le enseña del tiempo, las estrellas y las fases lunares, le da lecciones de defensa, sobre costumbres distintas y, en general, a escuchar a otros.

Su hijo es el mejor de todos. Es lo único que le queda de su esposa y lo protegerá del mundo de la mejor manera que conoce: mostrándole como sobrevivir a todo.
Pero esto mismo ha creado una situación difícil: los demás niños de la tribu no quieren ser amigos del suyo, muchas veces, tampoco son amistosos. Por lo que su hijo es solitario. No tiene a nadie más que su padre.

Por eso, cuando su padre llega con un cuervo y le dice que debe cuidarlo el niño esta encantado. Rápidamente se apega a él, pese a la advertencia de su padre de que un día  el cuervo se irá.

Se convierte en su compañero de estudios, cuando en niño repasa cada lección el cuervo está ahí.
Es su compañero de juegos, siguiéndolo a todos lados.
Es su amigo, compartiendo habitación y cuando salen al bosque... se convierte en sus ojos. Advirtiéndole del peligro.

Arlen no sabe cómo ha ocurrido, pero sabe que el pequeño cuervo es diferente.
Había sido salvaje en sus manos, como todo ser vivo libre.
Después de mirar a su hijo... algo había cambiado. Se volvió dócil y alegre. Y ciertamente, nunca intentó irse. Chuuya le da un nombre también: Dazai.

Heslington Donde viven las historias. Descúbrelo ahora