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siete

─¿Estás seguro, amor?

─Sabes que siempre ha sido así. NamJoon me lo pide, es mi mejor amigo, debo acompañarlo.

YoonGi sabía que JiMin era como la mano derecha de NamJoon en los negocios de la compañía. Mientras su hermano era llamado el Monstruo de los negocios, JiMin era esa parte que lo ayudaba en las decisiones difíciles y sostenía a NamJoon cuando las cosas iban mal. Eran un gran equipo y YoonGi lo sabía.

─Tienes razón, lo sé amor.─Dejó un beso en sus labios y terminó de hacerle el nudo de la corbata con un último movimiento.

YoonGi siempre lo ayudaba a alistarse por las mañanas cuando debían ir al trabajo.

─Gracias.─Dijo JiMin mirando el rostro preocupado de su esposo.─YoonGi, te prometo que no será más de una semana. Es solo un viaje de negocios con Nam, será rápido, ¿Sí? Además es solo una vez al año.─Acarició su mejilla como se le hacía costumbre.

─Sí, amor, pero aún así... Nunca habías estado afuera tanto tiempo.─Lo abrazó pegando su mejilla al torso del más alto.─Sé que estarás bien al lado de Nam, él es muy bueno, te quiere mucho y tienen muy buena seguridad.

─¿Entonces de qué se trata?─Respiró el olor refrescante del cabello del rubio y rodeó su cintura con cariño.

─Me dejarás solo con los niños, y sabes que no tenemos la mejor relación.

─Tranquilo, los gemelos te quieren mucho. YeonJun y MiYeon son adolescentes, pasan mucho tiempo en sus habitaciones, y tú estarás en el trabajo. ¿Porqué te preocupas?

─Hm...─Alzó el rostro y se miraron.─Sí, tienes razón... No creo que nada malo pase si no estás unos cuántos días.

YoonGi pasaba la mayoría de su tiempo libre junto a JiMin. Para actividades como ver alguna película, serie, pero ningún programa porque no les gustaban. Preparar la comida juntos, leer en su habitación cada quién por separado un par de libros y sin duda alguna, amaban dar sus pequeños paseos por las tardes cuando tenían tiempo, y de vez en cuando sacaban también a los niños.

Ambos estaban felices con eso, y no era dependencia, porque YoonGi también gusta de salir con HyeJin y sus colegas a beber, y JiMin gusta de pasar tiempo con NamJoon discutiendo de política y cosas absurdas con un par de bebidas sin alcohol a la mano.

─Aún así, hablaré con ellos antes de irme para que sepan que tú estarás al mando, y deben obedecerte... aunque sea difícil que ellos obedezcan algo.─Apretó su agarre con cuidado y plantó un beso en su frente.─Pero también necesito que tu te portes bien, o te castigaré, ¿Entendiste?

YoonGi se separó de él entre risas contagiando a su esposo.─Ah, que original eres JiMin.─Dijo con sarcasmo.

Se dió media vuelta para verse en el espejo de cuerpo completo que venía incluido en el gran armario de la habitación.

─Lo digo en serio.─Dijo mientras se colocaba los zapatos.

─Sí, claro, amor.─Le sacó la lengua traviesamente.─¿Vas a traerme algo de China, verdad?─JiMin rápidamente asintió sin negarlo, no podía decirle no.─Ahora apresúrate o llegaremos tarde.

JiMin lo miró confundido. YoonGi pensó, otra vez se le olvidó...

─¡Los niños! ¡No los desperté!

El rubio bostezó viendo como su esposo salía corriendo de la habitación y pronto a sus pasos se le sumaron otros dos que seguramente eran los gemelos listos para empezar su día. Poco después se le sumaron dos pares muy perezosos, eran YeonJun y MiYeon.

─¡Papá, llegaremos tarde otra vez! ¡No nos despertaste!

─Silencio jovencita y ayúdame a alistar a tus hermanos.

Bostezó nuevamente, no era algo nuevo que las mañanas sean apresuradas.  Los días siempre eran apresurados, divertidos y ruidosos con los Park.

Contrario a que le moleste, le gustaba. No se sentía solo a pesar de todo.

─¡JeongSan, tienes los zapatos al revés! ¡Te vas a caer, hijo!

Se aplicó su loción favorita y salió de la habitación.

─¿Estás seguro? Podría ir con alguien más.

Retiró sus lentes de lectura y separó su mirada del documento entre sus manos. JiMin al otro lado de oficina lo miró y sonrió divertido.

─¿Como quién? Vamos, Nam, sabes que somos un equipo.

─Sí hombre, lo sé, pero dejar a YoonGi solo con tus hijos...─Alargó un tanto la frase, obteniendo la atención de JiMin.─No digo que sean unos pequeños demonios pero es exactamente lo que estoy diciendo.

JiMin se mostró ofendido y se levantó para caminar hasta el escritorio de su jefe y se sentó en este.

─Criar a cuatro niños solo no ha sido nada fácil... Son un poco caprichosos y pareciera que tratan de molestar a YoonGi, pero sé que sólo necesitan tiempo, Nam. Ellos pronto se acostumbraran.─Habló con calma.

─No hablo de que sean traviesos, si no de que sean... ya sabes.

─No, no entiendo, Nam.

Kim suspiró colocándose los lentes y revisando la hoja entre sus grandes manos.

─De todas formas, YoonGi nunca ha cuidado de nadie más que de Lili en toda su vida, no creo que sea tarea fácil cuidar a cuatro demonios por una semana completa. Y lo sabes.─Lo miró un momento.

JiMin exhaló para luego mirar a su amigo.─Lo sé, deja de atormentarme, confío en YoonGi y sus capacidades, por eso le confío a mis hijos.

─Ya, ya, está bien. Pero veamos el lado bueno, podremos tener esa charla en nuestro viaje a China, y créeme, no te saldrás de esta.─Lo apuntó entre-cerrando los ojos, mirándolo.

El peli-negro de lentes resopló.─¿Otro sermón de como vivir mi vida?

Nam negó.─Un sermón para que se te re-organice el cerebro...

El tono que empleó inquietó a Jungkook porque sabía a qué se refería.

─En fin... ¿Qué tienes ahí?─Señaló con el mentón el documento entre las manos de NamJoon.

─Ah, estoy evaluando a un nuevo modelo para la publicidad de este año. Pienso en contratarlo a él, es realmente muy bien parecido.

JiMin recibió el documento que NamJoon le pasó. Y parpadeó un momento mirando la foto que venía unida por un clip al documento.

─Jung HoSeok, 29 años. Vaya, realmente tienes buen ojo para estas cosas. Contratalo.

NamJoon sonrió.─Lo sé, me contactaré con él cuando volvamos de China, ahora no tengo cabeza para eso.

Antes de que JiMin diga nada, la puerta fue tocada.

─¡Pase!

─Nammie ya conseguí los boletos, es para hoy a las diez de la noche.─La cabeza de su hermanito menor adoptivo se asomó por la puerta.

─Perfecto, gracias Yoonnie.

JiMin vió la dulce sonrisa del rubio antes de retirarse, y suspiró.

¿Qué podría salir mal si dejaba solo a YoonGi con sus cuatro hijos toda una semana?