- 09 : heridas 」

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Quería cubrirse, no le gustaba sentir aquella mirada sobre ella, sin embargo sus manos estaban atadas y no podía hacer nada al respecto.

Se sentía vulnerable y lo odiaba. Aquél hombre comenzó a tocar su cuerpo, cada centímetro de su piel fue recorrido por ese par de manos que no pretendían ser gentiles.

Sus ojos estaban llenos de lágrimas y la voz parecía no querer salir de su garganta, finalmente sintió cómo su entrada era profanada sin preparación alguna.

Entonces pudo gritar, gritó y pidió por ayuda a la única persona que sabría que vendría.

— ¡Jimin unnie!

Abrió los ojos y se sentó de golpe en la cama, su rostro estaba empapado de sudor y las lágrimas.

— Hey, sólo fue una pesadilla — la voz de Jimin la tranquilizó, agradecía realmente el hecho de que la mayor aceptara dormir en su cama por los últimos tres días. Era bastante extraño pero se sentía a salvo sabiendo que ella estaba ahí — Anda, todavía puedes dormir un poco más. — Minjeong ni siquiera lo pensó y volvió a acurrucarse contra el pecho de la pelinegra, dejando que esta la cubriera con las cobijas y pusiera uno de sus brazos sobre ella de forma protectora.

— Tuve ese sueño de nuevo, Unnie — murmuró intentando controlar sus sollozos.

— Fue sólo eso, Winnie. Un sueño— la tranquilizó acariciando su cabello — No dejaré que eso pase denuevo ¿Está bien?

La menor asintió confiando enteramente en sus palabras. No podía dudar de JiMin cuando solamente había hecho cosas buenas por ella.

Sin embargo, aún tenía una pequeña duda que vagaba constantemente por su mente y ahora que era de madrugada podría aprovechar el hecho de que la mayor estaba algo somnolienta aún.

— Esa noche en el bar Seul Unnie le dijo a NaYoung que alguien iba a matarla — sintió como JiMin se tensó de inmediato y sus caricias se detuvieron —¿Hablaba de ti, Unnie?

No se escuchaba molesta sino más bien curiosa, estaba segura de que Minjeong sólo quería saber que había pasado, también sabía que no iba a juzgarla pues desde un principio sabía el tipo de cosas que hacía y nunca se mostró reacia a ello, al contrario mostraba un extraño interés.

— Hablaba de mi — afirmó, escuchó a la rubia soltar un suspiro y la sintió pegarse aún más a su pecho —Debo decir que cuando yo la dejé seguía viva, estaba agonizando pero seguía viva. No es mi culpa que aquella rata asquerosa fuera tan débil y muriera unas horas después.

Cuando uno le confiesa a otra persona que torturó a alguien hasta la muerte espera un inminente rechazo y miradas llenas de terror; Jimin nunca esperó escuchar aquella angelical risa salir de los labios de Minjeong, no entendía muy que muy bien había significado. Repasó sus palabras y no encontró nada gracioso en ellas, sin embargo aquella reacción había hecho que su corazón latiera un poco más rápido por un momento.

— No va a molestar a nadie nunca más, ¿Verdad?

Volvió a reír y busco con la mirada los ojos de Jimin los cuales no tardó en encontrar, viéndose de pronto atrapada por estos y su inefable belleza y sus gorditos labios; eran rosaditos y se asemejaban bastante a los de un patito. Por eso le parecían lindos.

— No va a volver a molestarte a ti, eso es lo que importa — con su dedo índice dio un pequeño golpe sobre la punta de su nariz haciéndola sonreír.

De nuevo volvió a posar su brazo sobre su cuerpo, cerrando los ojos para volver a dormir mientras disfrutaba del aroma que la menor desprendía.

— Gracias, Unnie.

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