Capítulo 2.

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Jazmín P.O.V

La aterradora y repulsiva araña se encontraba sobre un frasco de obleas y me contemplaba al igual que yo a ella.

-¡Nunca más voy a comer esas obleas! -exclamé y agarré el teléfono rápidamente.

-¿Qué te pasa ahora? -dijo ella del otro lado de la línea y reí nerviosamente.

-Alice, vení por favor. Creo que me voy a desmayar. -comenté a la vez que cerraba la puerta de la cocina dejando sin escapatoria a la causante de mi repulsión.

-¿Qué viste? ¿Hay un zombie en tu casa o qué?

-Alice, Inés vio demasiadas veces The Walking Dead ¿No crees que la llamaría a ella en vez de a vos si hubiese un zombie en mi casa?

-Cierto, voy para allá. -dijo y cortó la llamada.

Luego de unos minutos, mi amiga Alice estaba parada en la entrada de mi casa con su dedo pulgar presionando el timbre y por lo tanto, dejándome sorda.

-¿Qué viste? -preguntó ella entrando a mi departamento.

-Una espantosa araña...-Alicia me interrumpió con un grito.

-¡Sabés que le tengo miedo a las arañas! ¿Estás loca? -dijo tomándome de los hombros y sacudiéndome.

-Dijiste que ibas a venir, creí que lo habías superado. -me defendí.

-¡No! Ahora vámonos. -dijo para cerrar la puerta de mi departamento y tomar asiento en el piso del palier. -¿Es muy fea?

-Pues sí, tenía seis ojos y...¡Qué se yo! ¡Sólo la ví y me fui corriendo! -vociferé.

-Tío, ¿Qué son esos gritos? -exclamó una voz proveniente de algún departamento y me tapé la boca rápidamente. Segundos después se abrió la puerta de la casa de Rubén y de allí salieron él y dos chicos más. Uno de ellos llevaba lentes y barba mientras que el otro vestía una remera de la guerra de las galaxias y era el más pequeño de todos.

-Esta vez no he gritado yo. -dijo Rubén encogiéndose de hombros.

-Perdón, fuimos nosotras. -dijo Alicia y el chico más pequeño sonrió.

-No ha sido tan terrible Mahe. ¿Les ha pasado algo? -preguntó éste y yo asentí.

-Hay un bicho en mi cocina y ninguna de las dos piensa sacarla. -dije sonrojada por lo estúpida que sonaba.

-Venga, voy yo. -dijo Rubén y me levanté para abrir la puerta del departamento.

-Yo ni loca mato a esa araña. -comentó Alice y Rubén se quedó atónito.

-Mahe ¿Por qué no vas tú? Yo...debo hacer algunas cosas. -dijo empujando al chico con lentes y éste sonrió.

-Le tiene miedo a las arañas. -dijo por lo bajo. -Me llamo Miguel Angel, pero dime Mangel, y el es Alex. -dijo señalando al pequeño que charlaba animadamente con Alice.

Mangel entró a mi departamento y en un abrir y cerrar de ojos, ya había salido.

-Hala, ya la he sacado. Solo procura no decirle a Rubius que hay arañas porque el tío se pone paranoico y luego me llena la cabeza con eso. Venga, ya puedes salir. La araña se ha ido. -gritó Mangel en dirección a la casa de Rubén. Segundos después, el castaño salió lentamente de su departamento.

-¿La has sacado o se ha ido? Son dos cosas diferentes Mangel. Es una pregunta de vida o muerte. -dijo mi vecino con inquietud.

-Tranquilo, la ha sacado. Nosotros nos vamos porque debemos editar el vídeo. -habló Alex para luego irse con Mangel. Alice se retiró y sólo quedamos Rubén y yo.

-¿Vas a venir a la reunión de consorcio Rubén? -pregunté rompiendo el incómodo silencio.

-Dime Rubius, suenas como mi madre si me dices Rubén. -dijo para luego soltar una risa. -Debo ir a esa reunión si o si ¿Verdad? -yo asentí y él suspiró. -Pues, no tengo otra opción. -dijo encogiéndose de hombros.

Habían pasado tres horas desde que comenzó la reunión y aún no se llegaba a ningún acuerdo. Estas reuniones eran simplemente inútiles.

-Yo creo que deberíamos cambiar las luces de arriba. -dijo la señora del quinto a la vez que todos asentían.

-¡Y pintar las paredes de los palieres! ¿Han visto lo feas que están? -vociferó el señor del primer piso.

-Yo creo que deberían prohibir el ingreso de animales al edificio. -comentó la señora del séptimo. Evidentemente, me odiaba. Sabía que tenía un gato y estaba empecinada en hechar a mi pobre Sam del edificio. La fulminé con la mirada y la señora de baja estatura, sólo puso los ojos en blanco y me ignoró.

Miré a Rubén quien estaba en una silla, durmiendo tranquilamente y no se percataba de la cantidad de estupideces que decían los vecinos.

-Quizás podamos implementar eso. Hay ruidos constantemente por culpa de ciertos...animalitos. -dijo la administradora.

-¡No! -gritamos Rubén y yo al unísono.

-¿Tienes animales? -preguntamos los dos al unísono y luego reímos.

-Srita. Rojas y Sr. Doblas, no es una decisión que esté totalmente tomada. Lo podemos hablar luego.

-Deberíamos tener los teléfonos celulares de cada uno en caso de alguna emergencia. -dijo el señor del octavo piso y todos asintieron.

-Vale, escriban sus números en esta libreta y pongan su nombre al lado. -indicó la administradora y luego de eso todos volvimos a nuestros departamentos.

Luego de haber estado una hora ordenando el desastre al que yo llamaba salón, opté por acostarme en el medio de la oscuridad y reflexionar.

Cuando estaba a punto de quedarme dormida mi celular empezó a zumbar incesantemente. Tomé el móvil y me encontré con un mensaje que sólo decía "Hola". Dudé en contestar o no y finalmente respondí.

"Hola...¿Quién sos?" El emisor respondió a una velocidad inhumana y yo sonreí al leer el mensaje.

"Rubén Doblas, olvidé decirte que era yo."

"No te preocupes y...¿Qué pensás sobre la reunión? Todavía no puedo creer que quieran prohibir el ingreso de animales." respondí.

"Jo, una reunión sin sentido. Aún no entiendo para qué se juntan si nunca llegan a una conclusión. De todas formas, me da igual. Me iré en algunos meses así que no me preocupa tanto lo que digan los vecinos." contestó él.

¿Irse? ¿Tan rápido? ¿Ha estado sólo dos meses y ya quiere irse?

Buscaba una forma de decirle que no se fuera sin parecer desesperada o sin demostrar alguna preocupación por él. Pensaba en mi mente la forma correcta de decírselo hasta que encontré la respuesta perfecta y la tecleé rápidamente.

Pulsé el botón de enviar y me dediqué a esperar a que se enviase. Un minuto, luego dos y hasta cinco minutos pasaron y el mensaje aún no se enviaba. Empecé a presionar el botón de enviar impacientemente pero el mensaje seguía sin salir.

Llegué a la conclusión de que quizás no tenía conexión a internet así que fui a ver el router, el cual se encontraba en el salón de estar.

Salí de mi habitación caminando lentamente en el medio de la oscuridad y cuando presioné el interruptor de la luz, solté una maldición.

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¿Será otra araña? ¡Spoiler! :O No, no es un spoiler.

@MayraOriundo ¡Espero que te haya gustado el capítulo! :)

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¡Hasta el viernes!

~Positiveness♡


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