23. life

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— Luke, ¡acelera! ¡Que vamos a llegar tarde!

— Hago lo que puedo, Michael. No quiero que me pongan una multa.

— ¡Conduces como un maldito abuelo, Lucas!

— Pero si el vuelo de Cherry durará horas, viene desde Noruega, ¡eso está muy lejos!

— ¡Pero tenemos que estar los primeros allí! Seguro que algunas perras van a intentar conocerla y no me da la gana, yo tengo que conocer a Cherry el primero.

— Pero qué agonías eres, Michael – le reprocha Ashton, bufando desde el asiento trasero –. Encima de que vamos contigo al aeropuerto para estar ahí durante horas, deja de quejarte, Clifford.

— Vale, vale – se queja el mencionado.

— ¡Y nos debes una pizza a cada uno, eh! – le recuerda Calum.

— Que sí, que sí. ¡Pesados!

Luke acelera un poco la velocidad hasta llegar al aeropuerto de Sydney, y una vez allí, estaciona en el parking de pago –que Michael pagaría íntegramente, obviamente–. Los cuatro chicos avanzan por el aparcamiento hasta llegar al ascensor que les sube a la terminal de llegadas. Una vez ahí, Michael va a mirar la pantalla informativa, donde obviamente, aún no sale el vuelo de Cherry, así que regresa con sus amigos.

— Pues vamos a comer – sugiere Ashton –. Aún queda bastante para que pongan el vuelo de Cherry.

— Vale... – asiente Michael, sin poder evitar sentirse algo nervioso por si el vuelo de Cherry apareciera y él no lo veía.

Los chicos caminan hacia la zona de restauración del aeropuerto y se dirigen a un italiano, donde piden sus pizzas favoritas. Aprovechan la ventaja de tiempo para comer con tranquilidad, conversando de varias cosas. Todos menos Michael, que a cada segundo que pasa, se pone más nervioso, pensando en qué decirle a Cherry cuando la conozca; y cómo reaccionar ante la chica que le quita el sueño y que le tiene verdaderamente enamorado, a pesar de ni siquiera conocerla en persona.

— Michael, ve a mirar la pantalla – le recuerda Luke, al ver la hora –. No creo que el vuelo de Cherry ya tarde demasiado.

El chico asiente y se pone de pie, mirando también la hora. No puede entender en qué momento el tiempo ha pasado tan rápido, mientras él estaba ofuscado en sus pensamientos. Se acerca a la pantalla y ve en ella: "Origen: Oslo (OSL). Llegada: 15 mins. Terminal: 1". Al ver lo poco que queda para que su chica ideal llegue, los nervios empiezan a comérsele.

— Quedan quince minutos – dice al llegar a la mesa, reuniéndose con sus amigos de nuevo.

— Pues venga, paga y vamos para la puerta de salidas. Que todavía nos iremos sin que la hayas conocido – dice Calum, poniéndose de pie.

Los otros dos chicos le imitan, y Michael va al mostrador, entregando el dinero con manos temblorosas. Cuando él y los chicos se van acercando a la puerta de salidas, nota como sus manos empiezan a sudar, y sus piernas tiemblan cual gelatinas. Está verdaderamente nervioso. Puede reconocer como algunas chicas ahí están esperando a la misma persona, ya que hablan de ella.

— ¿Y si las chicas de instagram tenían razón y Cherry se asusta al verme? – pregunta nervioso al cabo de unos minutos.

— Michael, eres rarito, y a veces insoportable – le dice Ashton, pasando su brazo por encima de los hombros de su amigo –, pero no podrías asustar a nadie. Eres como un bebé.

— ¿Seguro? – pregunta Michael, sintiéndose casi en pánico.

— Segurísimo.

De pronto, las puertas automáticas se abren y empieza a salir un grupo bastante grande de chicos jóvenes, hablando un idioma desconocido. Arrastran maletas enormes, y visten de forma casi extravagante, con grandes marcas y prendas carísimas alrededor de sus estilizados cuerpos. Esos deben ser los del instituto de Cherry, piensa Michael. Y razón no le falta, ya que ve salir a la chica rubia de las últimas. Camina junto a dos chicas más y un chico, que para alivio de Michael, se ve tremendamente gay. Las chicas que ya había advertido antes, empiezan a llamar a Cherry, ella aparta la mirada de la chica a la que estaba hablando y les dedica al grupo de seguidoras la sonrisa más dulce que Michael ha podido ver nunca, haciendo que se le derrita el corazón. Cherry se acerca a aquellas chicas, que empiezan a abrazarla y a pedirle fotos, así que la rubia accede encantada a ello y se toma tantas selfies como las chicas le piden.

— Venga, Michael... Acércate a ella – le dice Calum, empujándole levemente en dirección a la chica.

— N-no... no puedo – balbucea Michael, negando con la cabeza, y quedándose en el sitio mientras ve como Cherry se aleja junto a sus compañeros de clase, saliendo del aeropuerto.

Stalker » m.cDonde viven las historias. Descúbrelo ahora