cuarta carta

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Aquella noche yo hui hacia uno de mis lugares favoritos. Me moví lejos de la ciudad, hacía lugares abandonados y desiertos.
Entrando por un gran acampado pasando caminos oscuros.
Debía cruzar un bosque.

No fui alterado ni enojado .
Estaba extrañamente tranquilo,
Yo necesitaba estar allí.
El momento más fatídico de mí vida.
El primer día que me tocaba pasar sin ella. Entendiendo que todo se había terminado...

Allí fue cuando experimenté la desesperación más grande que he sentido .
Todo lo que estaba en mí, como había sido arrancado violentamente.
Cómo me había sido robado.
Cómo lo que era mío habia sido arrebatado .
El futuro incierto, atormentaba mí mente caótica.
Mí mente se transformaba en una caldera.
Y mí lugar tranquilo
Se convirtió en valle de los lamentos y de los quebrantos .

Allí donde se hundía mí alma, y mí vida.
Allí donde lo deje todo.
Yo lo había perdido todo .
Y mis lágrimas no me lo iban a devolver. Porque también había perdido toda esperanza y consuelo.

Y sabía que en aquel asunto, ya no había retorno para mí, ninguna solución ...
Ese era el castigo de mis pecados ...
Las nubes más oscuras circulaban el cielo y mí dolor estaba todo encima de mí.
Y me había envenenado en la asfixia de la desolación más intensa.
Tarde me di cuenta, lo que tenía.
Lo que deje escapar entre mis manos.
El lamento de no ver el golpe.
Tarde me había arrepentido de haberla hecho esperar tanto.
Demaciado tarde ...

Oh si tu me hubieras escuchado aquella noche en el valle  ....
En el mismo lugar donde te había hecho tantas canciones ....

Yo sí hice luto el día de mí destierro ...
Yo sí he llorado por ti como nunca antes y nunca jamás lo hará nadie ...
El día que te perdí.

Mí oración fue tan larga que duro casi toda la noche.
Hasta que mi garganta ya no tenía fuerzas. Hasta que mi fuerza me había abandono .
Y me había cubierto la fiebre y el pánico.

"Señor que le vaya bien en su camino. Ahora te encargarás tu de cuidar de ella".

Necesitaba una sola persona que me ayudase a salir de aquel estado crítico.
y esa fuerte desintoxicación para la cual nunca estuve preparado....
Lo que yo más temia,  me sobrevino...
Lo que yo más detestaba, me alcanzo..
No podía evitar culparme, decir que por mis errores todo termino...

"Oh Señor podrías tu explicarme,
Porque me quitas hoy a quien yo más amaba"
"A mí niña, si yo siempre la he cuidado, tú sabes cuánto yo a ella la he cuidado,
Ahora quién velará por ella "

Tal vez yo nunca le fui suficiente
Tal vez ella buscaba algo diferente
No lo se.

Nunca hagas cosas de las cuales luego te arrepientas.
Si yo te dijera.
Nunca lo entregues todo.
Nunca ames más de la cuenta .
Nunca hagas canciones que tengas que borrar.
Nunca te enamores de alguien de quien no te puedas deshacer.
Nunca te involucres en cosas que no te incumben.
No hagas esto:
No llores como yo lo hago ahora.
No seas dominado por el sentimentalismo.
Porque el día que tu alma esté en las manos de alguien más .
Ese será el día de tu destrucción...
No seas iluso como yo .
No creas en cuántas promesas .
Vanas, fragiles, efímeras y pasajeras.

El único que puede amar es Dios...
Las personas son solo eso,
personas.
El río Azul de mis lágrimas me recuerdan:
Cómo yo y ella
volvamos como calandrias sin limites hacía nuestros sueños llenos de vida.
Llenos de satisfacción. Y dónde sí podíamos encontrarnos, del otro lado del río.
Nuestro sueño dorado.
Dónde si podíamos abrazarnos...

Pero mira aquí estoy yo,
Mí caída mí más grande fracaso.

Sin embargo allí no había nadie.
Nunca hubo nadie.
Estaba solo yo, solo con Dios....

Cuánto había deseado yo la muerte aquel día ...
Que dulce me hubiera sido desaparecer de la faz ...
Entendiendo que mí propósito se había extinguido,
y que había sido suficiente esa última estocada...
Cómo anhelaba yo con fuerzas
cuando dije:

"Señor mío, no podré vivir con esta carga. quitame la vida ahora, y yo pueda asi descansar"

Pero eso jamás paso.
Todo eso era necesario .
Porque luego de mí extensa vigilia.
Vino algo cálido hacía mí, en aquella oscura noche ...
Algo sobrenatural.
Algo imposible.
Vino algo que me dio consuelo
Algo acojedor
Allí encontré yo mí abrazo.
El que me sostuvo en el abismo...

Y entonces yo me levanté
Había superado la gran prueba...
Mí misión de abandonar todo, todo lo que yo había amado. ...
Mí gran sacrificio.
Aún no era mí fin.

Esto también desaparecerá de mí como cuántas cosas, pensé...
Y por la causa de mí gran sufrimiento,
No quedará absolutamente nada, de esos, nuestros recuerdos...
Ya estaba bien .
Así que  volví a casa.

mil quinientos ochenta diasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora