𝗶'𝗹𝗹 𝗺𝗲𝗲𝘁 𝘆𝗼𝘂 𝗼𝗻 𝘁𝗵𝗲 𝗮𝗳𝘁𝗲𝗿𝗹𝗶𝗳𝗲 ❕| 𝘘𝘶𝘢𝘤𝘬𝘣𝘶𝘳 / 𝘛𝘯𝘵𝘥𝘶𝘰

Introducción

Es de madrugada, los animales corren por los bosques mientras el viento se encarga de mover las hojas en un suave movimiento.
A lo lejos, fuera de ese bosque hay un pequeño pueblo, uno donde parecían todos dormir, o no del todo.

Algunos ya habían empezado a abrir sus negocios, otros estaban con sus cultivos, y otros tantos, eran los que descansaban.
Entre ellos, un joven de cabellos castaños, el cual dormía plácidamente.

La ventana de su choza fue abierta con sumo cuidado, tanto que ni siquiera le inmutó sobre que un extraño probablemente intentaría robarle, o peor aun, asesinarlo.
Pero contrario a lo que uno creería, el supuesto ladrón solo se acercó a la cama, sacudiendo brevemente el cuerpo del joven castaño, sumado a que empezó a susurrar cerca de su oído.

"Willem, will... ah, que debo hacer para despertarte? Vamos, arriba!" —el castaño apretó los ojos con disgusto, no le gustaba ser despertado.

"Alex, mira el cielo, ni siquiera los gallos han cantado!... vuelve a dormir-" —murmuró aun somnoliento. el nombrado alex frunció el ceño, empezando a agitar el cuerpo del otro con molestia y mas fuerza.

"Pero ya lo hicieron! Por algo desperté, anda! Deja de ser un vago, levántate"

El otro, se rindió y cedió finalmente a las suplicas del menor.
Se sentó en el borde de su cama, tallando sus ojos mientras miraba al otro, a ese, muchacho de cabellos azabaches que, aun siendo tan temprano se veía muy activo.

"Porqué la emoción desde tan temprano? Acabas de descubrir algo?"

"De hecho, si! Eso hice! Descubrí una nueva especie de planta curativa, ya la eh probado en la panadera, y ah resultado un éxito! Ahora esta mucho mejor que dias atrás.. lo comprendes? Podemos salvar vidas will-"

"Pero baja la voz, alex no sabemos que opine la iglesia de esto" —notó como el otro le miraba un tanto decepcionado. Will suspiró— "es un buen descubrimiento, uno grande! Pero, no lo digas por las calles.. lo que menos quiero es que te lastimen"

"Tranquilo, no lo hare. Te compartí esto porque eres mi persona mas cercana, sabes lo precavido que soy" —el otro sonrió levemente, asintiendo a lo dicho por el azabache.

Pasadas las horas, ambos salieron del hogar del castaño de camino a la iglesia del pueblo, como buenos campesinos que eran, llevaban sus monedas para ofrecer a su dios y salvador.
Hablaban entre ellos, como siempre solían hacer, pero su habla se cortó al oír abucheos a lo lejos.
Se acercaron con curiosidad, dándose cuenta inmediatamente de una escena que les dejo a ambos serios.

Aun siendo una práctica relativamente "normal" para ese pueblo, a ambos muchachos no se les evitaba revolvérseles el estomago por la escena que veían.
Una niña, tal vez de no mas de doce años, golpeada y sucia con barro y tomates, siendo atada en un gran tronco con leña a sus pies, y un hombre mayor dictando cosas.