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Me levanté de la cama y sin pensarlo fui a ver donde si los demás estaban ya despiertos. Como todos los días alguien se levantaba antes que el resto y fui a comprobarlo.

A noche, después de cenar, Nayti y yo nos quedamos charlando un rato en la azotea del hospital sobre nuestras vidas pasadas.

                             *      *      *      *      *      *

Antes de que todo sucediera yo estaba estudiando en mi habitación. Mis padres no estaban en casa, solo yo y mi hermano pequeño Jake.

Mientras estudiaba oí y noté un temblor que hizo que varios cuadros de mi habitación cayeran al suelo y se rompieran.

Fui rápido a buscar a Jake que estaba en su cuarto para ver si estaba bien. En su habitación también había varios objetos rotos y el estaba ya debajo de su mesa asustado.

Como yo tampoco sabía que pasaba, llamamos a nuestros padres que estarían en la oficina trabajando pero no nos cogieron la llamada.

Pusimos las noticias de la televisión. Los meteorólogos decían que todo era obra de un pequeño terremoto que los había cogido por sorpresa. También que toda la ciudad y gran parte del país estaba en las mismas. Aseguraron que lo más seguro era que los ciudadanos nos quedásemos en casa hasta que los temblores fuertes pasaran.

Y eso hicimos los días siguientes. Tampoco obtuvimos noticias de nuestros padres, que seguramente los habían retenido en la oficina para evitar más accidentes. Jake no dejaba de llorar y yo estaba bastante preocupada por ellos.

Un día atrás, mientras jugaba con él para alejarle de la realidad, un rayo blanco bajó del tirón del cielo dejando un agujero entre las nubes. No pude ver más por la gran distancia, pero si pude ver el eclipse de luna roja que hubo después.

A medida que los días iban pasando ya no estaba tan segura de que lo que ocurría fuera por culpa de un terremoto. Los temblores eran más fuertes cada hora y los accidentes se elevaron mucho.

Al cuarto día después de que empezasen los terremotos, dejó de haber Internet en casa y en toda la ciudad.

Ese día yo estaba comiendo con Jake cuando volvieron los fuertes temblores que ya no lo eran. Agarré la muñeca de Jake para bajar al sótano a refugiarnos pero un trozo de techo cayó entre los dos y le perdí de vista. No esperé a que el terremoto cesase, le busqué entre los escombros que ya habían caído pero no lo encontré.
Grité su nombre mil veces pero en ninguna respondió.

La posibilidad de que no le volviera a ver como le había visto hace rato era muy grande.

Después de que el terremoto parase, volví a buscarle por segunda vez.

Lo encontré. Chillé. Lloré. Lo enterré.

No salí de lo que quedaba de la casa en mucho tiempo.

                                          *      *      *      *      *      *

-Buenos días. - Dije cuando los encontré. Al paracer no me había despertado la primera, sino la última.

-Hola Ren. ¿Cómo has dormido?

-Muy bien Joel pero ahora ponte a desayunar o si no, las tías se lo comerán todo y no habrá para ti. - Miré de reojo a la pareja que también observaba a Joel con cariño.

-Te tengo que desinfectar de nuevo la herida o se pondrá peor. - Me informó Nayti. - Leko trae la medicina anda.

-Voy.

Cuando ya tenía la herida desinfectada, empezamos a organizar el día.

-Me toca salir a cazar hoy. Como hemos apostado, traeré un armon que dure más días. Ya lo veréis. - Aseguró Nayti.

-No esperamos menos de ti.

-Ya empezamos con los halagos, Leko.

-Bueno en un rato me voy. Voy a coger el equipamiento y las armas.

-Te acompaño.

Joel y yo nos quedamos hablando en la "cocina".

-Cuéntame otra vez como era Jake porfa.

Cuando Joel me decía algo de Jake, no recordaba de él su muerte sino los momentos que pasamos juntos. Recordaba al niño tan listo y cariñoso al que quería tanto.

-¿Otra vez? - Resoplé. Pero no podía decirle que no. - VAALE.

-¡Bien!

Sonreí.

-Pues... ahora que lo pienso...Nunca te he dicho como era físicamente. Tenía el pelo negro, muy oscuro. La cara era muy redondita y su nariz era tan pequeña que a veces me olvidaba de que la tenía.

Joel me escuchaba atentamente como si lo que contara fuera algo mágico o verdaderamente increíble.

Sus ojos... eran iguales a los tuyos. Muy azules y rasgados, ¿sabes?
Me recuerda mucho a ti.

Él asintió con una sonrisa que me hizo saber que si le hubiese conocido, habrían sido muy amigos.

-Ojalá le hubiera conocido. - Me sorprendió como si me hubiera leído la mente. - Seguramente te quería mucho. Eres la mejor hermana que un hermano podría tener.

Se me escapó una lagrima que gracias a Dios puede esconder fingiendo que me picaba la nariz.

Así es Joel. Es tan mono y amable. Eso fue lo mismo que pensé cuando lo encontré.

Había pasado aproximadamente una semana desde que Jake no estaba.

Joel estaba sentado de rodillas, apoyado en la puerta de un coche con las manos entre la cara. Lo vi desde lejos porque había salido a buscar comida a  un supermercado y me acerqué cuando vi que estaba solo y llorando.

Me contó que él, al igual que yo, no sabía donde estaban sus padres y que como era hijo único no tenía a nadie que cuidara de él.

Me recordó a Jake. Quizá por eso le tenía tanto cariño.

Si, definitivamente era por eso y porque era el niño más amable y bueno del planeta.

Aunque cuando lo encontré estaba muy asustado y no se fiaba de mí. Creía que le quería hacer daño.

Hasta que le conté que yo había tenido un hermano pequeño de su misma edad. Cuando le conté que le quería tanto y que me dolió tanto el haberle perdido... ahí, ahí fue cuando dejó de llorar y puso toda su atención en mí. Ahí supo que mi intención era ayudarle.

Desde entonces cuando está triste por sus padres, me pide que le cuente algo de Jake para alegrarse.

Y desde ese momento en que se volvió mi máxima responsabilidad al igual que lo fue Jake, le quiero tanto como a él. Mi prioridad. Salvarle.

                                      *      *      *      *      *      *















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