Dos semanas, dos semanas sin rastro de Kanao.Los cazadores de rango mizunoto buscaron con desespero y dedicación a la Tsuguko, Shinobu por otro lado dejo la finca y sus misiones a un lado para buscar a su aprendiz.
Aunque los resultados fueron inútiles, tomaron a Kanao como muerta .
Todos los días Shinobu gritaba su nombre por el bosque con esperanza de que apareciera.
Pero no hubo resultados.
El día de hoy, Shinobu se dio por vencida.
-Perdóname Kanao-murmuró con lágrimas bajando por sus mejillas
-¡Caw! ¡Misión! ¡Al Noroeste! ¡Caw!
Ahora shinobu no le teme a la muerte, para ella ya lo perdió todo.
Todo dependía del esfuerzo que ella hiciera, su única fortaleza era el deseo de venganza contra Muzan y sus demonios.
Por ahora, ya había llegado al lugar de su misión.
Los rumores Dicen que en el jardín de la mansión aparece un monstruo que asesina a sangre fría.
Entró por una gran ventana rota, ahora ya no tenía esa sonrisa tan característica en su rostro.
No había avanzado ni medio pasillo cuando alguien la golpeó en la cabeza dejándola inconciente.
Detrás de ella se encontraba una demonio, las puntas de su cabello eran rosas y su pelo estaba peinado en una media coleta con un broche verde y rosa de mariposa.
-Maestra-susurró tomándola en brazos
Un rojo intenso se apoderó de las mejillas de Kanao, sonrió ampliamente y la llevo a una habitación lejana con cadenas.
La dejo delicadamente en el suelo encadenando una cadena a su muñeca y otra a su pie izquierdo
—Ugh...—soltó un quejido la de puntas moradas
Poco a poco recupero la conciencia, el golpe que le dio no fue con la fuerza necesaria para noquear su conciente por horas.
—¿K-Kanao?—dijo con dificultad
Al decir eso se dió cuenta de lo que había pasado, no le importó una mierda el que ella ahora fuera un demonio. Se lanzó a ella para abrazarla mientras lloraba por la emoción.
—Estas viva, estás viva—se repetía una y otra vez en voz baja
Escondió su rostro en el cuello de su alumna aún llorando, ella la abrazo levemente.
Después de unos segundos la separó del abrazo para con sus manos colocarlas en las mejillas de shinobu.
Se acercó a su rostro y dio besos en los ojos de ella limpiando sus lágrimas, shinobu por el contacto físico se sonrojó.
—Maestra, ya no llore—murmuró en voz baja
Ella suspiro y reguló su respiración tratando de tranquilizarse —¿Dónde has estado? Te había estado buscando—preguntó
—Yo... Me convertí en un demonio, supongo que ahora usted me matará—susurró en voz baja lo último
La Kōcho se sorprendió bastante por las palabras dichas de Kanao, la miró más detalladamente dándose cuenta de su cambio físico.
—P-Pero, no has matado a nadie... ¿Verdad?—shinobu tenía miedo de su respuesta
—Pude controlarme a tiempo, aún así debería morir—declaró
—No digas eso Kanao, vamos a la finca. Hablaré con Oyakata-Sama sobre esto estoy segura que te dará una segunda oportunidad —trató de convencer
—No lo sé, si muero me gustaría que fuera una muerte rápida y sin dolor. Sanemi-Sama no se contendrá—dijo Kanao
—Yo me encargaré de eso—tomó las manos de Kanao enrojeciendo sus mejillas—Vamos a casa
Un brillo apareció en los ojos de Kanao, sus mejillas se tiñeron de rojo tras pensarlo unos segundos la miró con tristeza—Pero, yo la golpeé
—Eso no tiene importancia, yo te golpeé primero así que tú deberías disculparme a mí —dijo shinobu
—Esta bien—susurro Kanao abrazando a shinobu cerca de su oreja—. Vamos a casa