Víspera de navidad

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-estuvo delicioso-
-que bueno que te gustó el desayuno, y? Ya decidiste?-
-mmm... Esta bien si acepto recorrer la hacienda-
-eso! Te prometo que no te vas a arrepentir! Te va a encantar!-
-mas te vale! De todos modos Vicente ya está furioso conmigo porque no regrese anoche a Miami- dijo Gloria revirando los ojos y levantándose de la mesa
-necesitas algo antes de salir? No se... protector solar? Repelente?-
-No gracias ya me puse-
-aha ya decía yo... sigues siendo Gloria obsesionada con el cuidado de la piel-
-JA JA que chistoso y cállate que no te quejabas de lo suave de mi piel- se acercó a él coqueta
-mmm no, tienes razón... Todavía me acuerdo cuando me hiciste buscar por todas las tiendas bloqueador solar de la marca que a ti te gustaba, para los niños, porque si no no iríamos a la playa- le susurro y se acercó más.
-si... si lo recuerdo jajajaja- se inclino riéndose y la cercanía la asusto haciéndola voltear y caminar a la salida. -vamos antes de que me arrepienta- le gritó.
-eh si vamos vamos- respondió  corriendo detrás de ella.

En el patio de la hacienda

-seguro que sabes manejar está cosa?- le preguntó Gloria sentada junto a él en el boogie.
-claaro que siii! Por dios gloria, con esto me muevo por toda la hacienda, no te preocupes-
-esta bien está bien anda vamos-
-vamos a dónde están cortando el agave primero- dijo y arranco

Llegaron al campo donde los jimadores estaban trabajando, Eduardo le explicó cómo es que sembraban y cosechaban y muchas cosas más a las que no estaba poniendo atención, verlo hablar con tanta pasión de su trabajo le encantaba, se perdió mirándolo que no se dio cuenta cuando Eduardo le señaló algo y la atrapó mirándolo, aparto la mirada y no pudo más que reírse. -mira esos agaves que están cortando tiene 8 años desde que lo sembramos-
-wow es muchísimo-
-si, hacer tequila es un trabajo de mucha paciencia... No es para alguien como tú jaja- dijo haciéndola reír
-jaja que chistosito- respondió
-ahora vamos a la destiladora-

Estacionaron el boogie y se encaminaron a la entrada
-eso es un burro?- pregunto Gloria señalando al animal que comía plácidamente
-si jaja antes se usaba la tahona para moler las piñas-
-ah ya ya- respondió sin poner atención por dónde caminaba y resbaló, si no fuera por el animal parado junto a ella se hubiera caído sobre la tierra. - cuidado!- dijo Eduardo sosteniéndola de las manos. -mejor vamos a qué pruebes algo, te encantará-

Eduardo cortó un poco de la piña de agave ya horneada y le dio a probar. -espero no sepa igual que como se ve- dijo Gloria antes de probar lo que le daba Eduardo. -claro que no, tiene un sabor delicioso- Gloria asintió disfrutando del sabor en su boca.
-ven ahora te voy a explicar cómo es que obtenemos este sabor-. Todo el recorrido Eduardo se la paso hablando y explicándole pero ella solo podía mirarlo a él y la forma en cómo le apasionaba lo que decía. Las risas tampoco faltaron, Eduardo siempre decía o hacía algo para hacerla reír, había olvidado cuanto le encantaba su compañía.

-a ver si entendí el proceso de crecimiento del agave lleva de seis a ocho años-
-muy bien-
-mas el tiempo que se tome el destilado-
-y si es tequila blanco va directo a la botella, cuando es reposado máximo un año en barrica ahora sí lo quieres añejo ahí si mínimo debe de tener tres años en barrica y lo que aguante-
-wow que maravilla-
-verdad- respondió Eduardo
-ósea que todo el proceso es igual a la edad de Eddie-
-si casi igual... Cuando regrese para recuperar la hacienda, mis raíces reencontrarme yo también- explicó abriendo una pequeña vitrina. -encontré una barrica viejísima de mis abuelos y estaba este tequila- continúa mostrándole y abriendo una botella, sorprendiéndola -que es la reserva super especial de la familia y dije la voy a guardar para una ocasión super especial- termina de explicar sirviendo el tequila en dos copas
-acabas de abrir una botella que seguramente cuesta más de miles de dólares-
-lo se muy bien pero es que acaso hay una ocasión más especial que está, que estés tú aquí en la hacienda conmigo... por favor- dijo entregándole una copa. -salud- brindo chocando sus copas con tequila
-salud- respondió ella mirándolo fijamente a los ojos pero de inmediato bajo la mirada a su boca que bebía de la copa igual que ella y sintió el tequila quemar su garganta, un calor suave y lacerante, se sentía igual a cuando hacían el amor. Gloria! Por dios! En qué estaba pensando!. Se volteo de golpe, le ardían las mejillas, ojalá la luz tenue de la cava haya disimulado el rojo de su cara.
-qué pasa?- dijo tomándola de la barbilla haciendo que lo mirara
-nada- respondió evasiva tomando de un solo golpe el resto del tequila y se atragantó
-cuidado!- le dijo limpiando un poco de tequila que había escurrido por los labios de Gloria
-Eduardo- dijo en un suspiro
-Gloria- respondió y la beso, no se pudo resistir, la tomo de la cintura contra las barricas de madera y ella soltó un gemido.
-para!... Eduardo- le suplicó pero no podía dejar de besarlo
-discúlpame Perdón- se disculpó separándose pero Gloria se quedó inmóvil sin abrir los ojos tratando de recuperar el aliento. -estás bien?- se acercó de nuevo a ella acariciando su cara.
-si! Si... Ya deberíamos regresar a la casa, los niños deben estar buscándonos y no quiero que nos encuentren aquí- dijo y de nuevo salió caminando sin mirarlo. Pero está vez Eduardo le dio espacio. -ahora voy- le gritó.

Guardo el tequila en la vitrina y tomo las copas para llevarlas a la cocina tomándose de golpe el resto de su copa.

-mami- su hijo venía caminando por el pasillo. -Eddie contigo quería hablar... Porqué salieron está mañana si les dije bien claro que íbamos a regresar hoy a casa- asevero Gloria. -pero... Samantha salió con su novio y pensé que cambiaron los planes- dijo Eddie. -novio?!- exclamó Gloria volteando a ver a Eduardo que los había alcanzado. -aja... Todo mundo aquí está noviado... Menos yo- Gloria solo pudo revirar los ojos ante el comentario de su hijo y Eduardo se aguanto la risa.

En la sala de la hacienda Samantha acomodaba adornos navideños en la pared con ayuda de Pedro que adornaba el árbol de navidad en una esquina. -a mi papá le va a encantar todo esto que estamos haciendo... Le faltaba un toquecito de navidad definitivamente-

Eddie entró tambaleándose por la puerta, jugando como siempre, haciendo reír a Eduardo.

-sorpresa- dijo Samanta sonriendo
-qué es esto- preguntó su padre
-es mi regalo de navidad señor Eduardo, Samanta me comentó que en su casa de Miami les gustaba decorar con muchos adornos navideños- respondió el joven amigo de su hija. -si si por supuesto claro!, llenábamos de luces... como será que ese mes se pagaba... La cuenta era del doble- recordó Eduardo mientras Samanta afirmaba lo que decía su padre. -Yo no me acuerdo- comentó Eddie. -no es que tú no te acuerdas porque tú estabas bien chiquito- dijo Samanta jalando a su hermano para molestarlo. -ya hazte para allá- se quejó Eddie. -y además compré muchos regalos para ustedes- Samanta miro a sus padres. -de verdad-dijo Eduardo mirando a Gloria. -regalitos?- dijo ella por su parte y Eddie que se había levantado a ver el árbol de navidad le pregunto si se iba a quedar. -pues... No tengo otro remedio- le respondió riendo y sin darse cuenta abrazo a Eduardo que le tomo la mano y ella volteo a verlo mientras Samanta repetía su repuesta, divirtiéndose. -sabes que mami, tu eres la mejor decoradora y me vas ayudar con unas cositas aquí en la mesa-. Se separó de Eduardo mientras Samanta la llevaba hacia el comedor donde había más decoración navideña.

El resto del día la pasaron decorando y arreglando la sala y el comedor para dejarlo todo lindo para la cena de navidad, escucho decir a Eduardo que Pilar vendría, como cada año, y sintió algo indescriptible que la irritó, afortunadamente tenía a Samanta junto a ella que no paraba de hablar, estaba muy emocionada porque los papás de Pedro habían aceptado su invitación y también estarían en la cena. Ver a su hija feliz la hacia sentir bien, definitivamente fue mejor quedarse para pasar la navidad todos juntos.

Mas tarde

-mami todavía no abras los ojos, todavía no- le advirtió Samantha mientras ponía varias bolsas de regalos sobre la cama. -listo ábrelos-

-wow- dijo Gloria mirando todos los regalos sobre la cama llevándose las manos a la cara.

-mira mami te compre mucha ropa para ti, porque uno necesito 

Samantha salió tarareando de su cuarto y cuando ya no la escucho más se tumbo en la cama. Por fin un momento a solas, los recuerdos del día y todos los sentimientos la abrumaron, y definitivamente lo que acababa de hablar con su hija tampoco la ayudo a tranquilizarse, se cubrió el rostro con las manos y suspiró. Se levantó rápidamente y se metió al baño para darse una ducha antes de perder el control.

Por su parte, Eduardo se arreglaba cantando perdido en sus pensamientos. Lo había decidido, haría cualquier cosa para recuperar a Gloria, estaba convencido de que ella todavía tenía sentimientos por él y hablar con su hijo le había hecho reflexionar, quería a su familia unida de nuevo.

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