El mejor regalo de navidad

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Se levantó de golpe y se metió a la regadera, no podía pensar, era un revoltijo de sentimientos y dudas. Por su parte Eduardo contemplaba la puerta del baño aún sentado en la cama, se sorprendió cuando Gloria se levantó asi de golpe, pero la dejo ir. Sentía esperanza, le daría tiempo a Gloria, la conocía, ella no daba respuestas si no estaba cien por ciento segura de su decisión y no le había dicho que no aún. Se levantó y vistió para salir hacía la cocina, prepararía el desayuno para cuando Gloria saliera del baño. No tardó mucho y sirvió todo en una bandeja para llevarla a la recámara. Jugo de toronja, el favorito de Gloria. Un plato de papaya con limón, Gloria amaba lo ácido, cuando estaba embarazada de Samanta comía todo con limón solo le faltó echarle limón a los frijoles. Y un plato de chilaquiles.

Tocó la puerta de Gloria y dejo la bandeja sobre un mueble junto a la puerta pero ella no salió, debía seguir en la ducha. Abrió la puerta lentamente y entró, dejo la bandeja sobre la cama y salió para dejarla comer sola. Le daría el tiempo que ella necesitara, no quería presionarla. El resto del día se dedicó a los preparativos de la fiesta para los trabajadores. Los chicos despertaron al medio día y se la pasaron en su cuarto comiendo y viendo televisión. Gloria por su parte, pasó el día en su cuarto, solo salió a dejar la bandeja en la cocina y a ver cómo estaban sus hijos.
-chicos recuerden alistarse para la fiesta de su papá- dijo en la puerta de la recámara.
-si mamá- dijeron en coro
-¿ya comieron algo?- les pregunto y ambos asintieron con la cabeza
-y tú ma? Y papá?- pregunto Edie
-si ya, a su papá no lo he visto desde la mañana-
-tu tampoco olvides ponerte linda eh ma? Usa algo de lo que te compré- dijo Samanta guiñando un ojo y Gloria solo rió y volvió a su cuarto.

La noche llegó y Gloria ya había tomado una decisión. Se arregló y salió en busca de los chicos.
-Sam, Edie ya estan listos?- entró al cuarto y vio a sus hijos frente al espejo tomándose fotos.
-mamiii llegas en el momento perfecto, ven tomate unas fotos-
-esta bien está bien pero rapido-
Posaron para las fotos y salieron en busca de Eduardo quien salía de su cuarto.
-familia! Que bueno que ya están listos! Vamos?- dijo él
-vamos vamos que tengo mucha hambre- contestó Edie
-ay niño tu solo piensas en comer- replicó Samanta
-pues si que no ves que estoy en crecimiento! No cómo otros!-
-niñooo! No me faltes al respeto así!- le reclamó su hermana y le iba a dar un puñetazo pero Edie salió corriendo y ella lo siguió.

Entraron al jardín donde ya varios trabajadores estaban en las mesas, saludaron a todos mientras los chicos se sentaban.
-es obvio que te aprecian muchísimo... Bueno tú siempre has sido espléndido con tus empleados, serías un excelente empresario en Miami- dijo Gloria aún con la esperanza de regresar todos juntos a Miami
-mi gran empresa está aquí... Todos estos empleados son como familia y está fiesta es para premiar todo el esfuerzo que ellos hacen- le explicó. Se dio la vuelta y fue hacia la mesa y tomó dos ponches.
-y eres feliz?-
-siii soy muy feliz... Y tú? Eres feliz?- le devolvió la pregunta dándole uno de los jarritos y ella soltó una risa
-a veces... Siento que la vida cambia de rumbo, sabes perfectamente que me encanta diseñar y hoy en día mi trabajo ha perdido credibilidad, hay que complacer a los clientes... Las reglas de las empresas, no hay pasión!- confesó haciéndole reír
-señorita reglas Gloria jajaja te encanta romperlas-
-ay me estás levantando falsos-
-Ah si-
-sii claro, lo que pasa es que la vida te va exigiendo cosas... Están mis hijos-
-NUESTROS hijos, te recuerdo que yo estuve ahí-
-noo Eduardo no hace falta que me lo recuerdes- dijo Gloria sonriendo e inclinó su frente contra la de él, riendo.

Samanta y Edie se acercaron para pedirles bailar y aceptaron felices. Reían y bailaban cruzando miradas llenas de amor. Pedro y Lupita se acercaron a ellos para bailar con Samanta y Edie. Gloria fue con Eduardo quien la tomo de las manos.
-que grandes están- dijo él
-cómo pasa el tiempo- suspiro
-sabes cuánto lamento habernos separado- confesó Eduardo mirándola a los ojos
-yo también lo siento mucho- respondió pasándole un brazo por el hombro y posando su mano en su cuello. -lo que realmente lamento es no haberte escuchado a tiempo sobre lo maravilloso que puede ser está vida-
-pero aún puede tenerla... Es de ustedes está casa es tuya de mis hijos-
-esta bien... Pero...- soltó Gloria   -pero qué?-
-si jaja siempre debe haber un pero... Por favor debes poner internet Eduardo o aunque sea un teléfono decente! Por favooor!- le rogó ella riendo y abrazándolo
-esta bien está bien señorita no puedo vivir sin tecnología- respondió riendo rodeandole la cintura con sus brazos.

Gloria no lo pensó más y lo besó, sentía que explotaba de felicidad. Eduardo le devolvió el beso pegándole a él aún más.
-te amo- le susurró
-y yo a ti- respondió y sonrió besándolo de nuevo.

Por primera vez en mucho tiempo se sentía completamente feliz, no estaba pensando en su trabajo y en los tiempos de entrega, no sentía incertidumbre ni presión. No sentía ese vacío que la hacía suspirar todas las noches cuando la quietud y el silencio la rodeaban. Ver a sus hijos sonreír felices le reafirmaba que había tomado la decisión correcta. Sin esperarlo este había sido el mejor regalo de navidad.

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