BRAD
No podía creer que había dicho que si. Aunqué era un hombre de negocios muy exitoso, aunque estaba acostumbrado a que me tratarán como el magnate que era, me quede sin palabras. Había algo tan increíblemente inocente te en ella.
Y sin embargo, aquí estaba ella, estrechando la mano en un acuerdo que cambiaría drásticamente el rumbo de su vida. Podía estar aceptando pagar las facturas médicas de su padre, pero de alguna manera, todavía me sentía en deuda con ella.
Habian pasado unos días desde que la localicé en el pequeño hospital de Nueva Jersey, y hoy era el dia en que ibamos a reunirnos para discutir los detalles del acuerdo.
La invité a tomar el té en el Plaza, y aceptó de buen grado. Y cuando preguntó: "¿Qué plaza?"
no pude evitar reírme; la chica era inequívocamente entrañable.Acababa de sentarme en mi mesa habitual, la del rincón con sillones de felpa a ambos lados. Era cierto que muchos de mis socios tomaban el té en este comedor, pero esta mesa, oculta tras los arreglos florales y los centros de mesa, hacía que fuera fácil evitarlos.
Estaba revisando mis correos electrónicos cuando sentí que todo el ambiente de la sala cambiaba como si una ráfaga de viento hubiera entrado en una sauna, renovando a todos los de dentro.
Levante la vista y allf estaba ella. Entró nerviosa en la habitación, mirando a su alrededsx como una nina perdida. No pude evitar sonrefr y sentirme aún más seguro de mi plan.
ANGELA
Esta mañana me he despertado de un sobresalto, sorprendido por lo tarde que me había conseguido dormir. Tenfa programado un té con Brad Knight a primera hora de la tarde. Hombre, pensé, esa es una fruse que nunca pensé que dirla. ¿Qué se pone la gente para el té de la tarde?
¿Un traje de negocios?
¿Un vestido con volantes?Pensé en pedirle ayuda a Em, pero entonces tendria que explicarle con quién iba a quedar y por qué. Y eso me parecfa un problema aún peor Así que, en lugar de eso, me puse mi atuendo normal de vaqueros y blusa, mis botas negras favoritas y salf por la puerta.
Tras consultar con Google, me enteré de que el Plaza no era en realidad una plaza, sino el Hotel
Plaza. Frecuentado por gente rica, los huéspedes de el Plaza eran u hombres de negocio o famosos.Y el té de la tarde no era sólo manzanilla o orange pekoe. Era un evento. Leí todo esto en el tren, mirando el vaquero desteñido que había elegido para vestir. Desentonaba, eso estaba claro. Mis nervios se multiplicaban por segundos.
¿Me dejarian entrar?
En cuanto atravesé las puertas, el conserje salió corriendo de detrás de su escritorio y levantó una de as de su escritorio y mano para detenerme,- ¿Madame?
Hola, sí- tartamudeé . &Estoy aquí para el té?
Se limitó a levantar una ceja.- He quedado con el Sr. Knight - dije, sin creérmelo tampoco. Pero decir su nombre sirvió de algo.
- Ah, perfecto - dijo con un acento francés que lo hacfa aún más intimidante. Sigueme.En cuanto abrió las puertas del comedor, me quedé boquiabierta. La decoración estaba tan
meticulosamente colocada, tan imposiblemente bien coordinada, que sentf que el mero hecho de entrar lo arruinaría.Miré a mi alrededor, de mesa en mesa, sintiéndome como un extraterrestre. Y entonces vi a Brad en la esquina del fondo, levantándose y saludándome con la mano. El conserje, que seguía a mi lado, volvió a arquear una ceja.
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una propuesta inmoral
Teen FictionXavier Knight tiene claras qué dos cosas garantizan la excitación de una chica: los coches deportivos y el dinero. Él tiene ambas. Cuando un escándalo le obliga a casarse con Angela Carson, una don nadie sin dinero, deduce que es una cazafortunas y...