La Sangre Perfecta.

༒Capitulo 4༒

Caminamos hacia la dirección, yo iba un poco adelante de el.

Ni nos miramos, ni quisimos intentarlo solo caminamos hasta llegar a la dirección.

-Señor traigo a Siller y a Torres, de nuevo.

El director volteo a nuestra dirrección y no se le veía muy contento.

–¿Cuando dejaran se dar problemas?

– Director...

– No me quieras dar explicaciones Torres, ni quiera excusarse, no llevamos ni medio semestre y llevas tantos problemas, no sé que hacer contigo, y tú Siller, llevas dos días, dos! Cómo es posible que ya tengas problemas.

Mire hacia Eros que solo miraba fijamente a el director.

Este chico da algo de miedo, me agrada!

– Mire que está vez no fue solo mi culpa, el no quería quitar su mochila.

– Por una mochila,Enserio?-el director suspiro- No quería mandarlos a el salón de Detención pero no me queda opción, irán un mes y seguirán limpiando las aulas, los dos.

– Pero -dijimos al mismo tiempo Eros y yo

– Sin peros, ni nada, ya salgan de mi oficina.

– Antes de irme dejeme decirle algo directo.

Mire a Eros, esperando a lo que tenía que decir, pero no me esperaba lo que dijo.

– Si cree que castigandonos va a cambiar algo, déjeme decirle que no, es el director piense un poco, pero bueno me retiro, tenga lindo día, señor Guzmán.

Mire al director, estaba atónito, no producio ninguno sonido cuando salimos de su oficina.

Caminamos hacia la salida, salí yo primero echa una furia, caminamos hasta el pasillo y cuando me le plante frente a el obstruyendo su paso iba a hablar pero lo interrumpí.

–No vengas a decir que te disculpas, porque tus disculpas no son aceptadas, por tu culpa me castigaron y ahora voy a pasar mi tarde en este cochino lugar y...- Me interrumpio.

– De que hablas, yo contigo no tengo porque disculparme, yo cuido mis cosas, no es mi culpa que tú seas una malcriada que toque y aviente las cosas de los demás- queria interrumpir de nuevo  pero el hablo

›› No me interrumpas cuando estoy hablando. Yo iba a decir que vayamos al salón porque no quiero pasar la tarde contigo y tú quejumbrosa existencia.

Termino de decir eso y me rodeo dejándome con la palabra en la boca.

-Esto no iba a ser bonito o tal vez si, si el decidía quedarse callado todo el tiempo, tal vez si le coso la boca? no eso ya es muy fuerte, mejor cinta y si lo dejo que el solo limpie el salón?

–No te hagas tarada, que es castigo de los dos, aunque de echo debería ser solo tuyo pero estoy siendo amable.

–Si esto es ser amable, qué es ser malo? -antes de que dijera nada agregue- mejor ni me digas, ni quién se quiera volver a cruzar contigo.

– ¿Cómo te aguantan en tu casa? Espera, ¿tienes casa? -se me quedo viendo esperando una respuesta y mi respuesta fue.

– Vete a la mierda -comence a caminar hacia el aula.

>>La verdad no merecía este castigo, todo fue culpa de el protector de mochilas que viene a mis espaldas, maldito sea.

-¿Ah dónde vas? -mire hacia atrás y Eros me miraba como si fuera un alien- El aula está aquí, ¿no sabes leer? Deberías regresarte al preescolar.