Capítulo 2; Cuando me siento sola, pienso mejor

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No me he prohibido conocer a alguien, pero si tedigo la verdad, volver a tomar las manos de otrapersona, me aterra. Más para mí que soy unconstante invierno sin compañia. Sé que llegaráalguien que me hará tirar todas las murallas quehe creado, pero mientras, me voy a quedarmirando como los ocasos se vuelven tiernos ycomo la noche despierta mis sentimientosnocturnos. Desistí de esos días en los que creíaque todo lo mal que me sentía, lo merecía. Y paraquien le toque conocerme, no quiero que merepare, no quiero que se convierta en la medicinaque me hará torpe depués, quiero curarme yosola, saber que puedo hacerlo, no quierovolverme dependiente de alguien para sentirestabilidad. Tengo miedo de que al irse, me dejeinvadida de más preguntas y tenga terror deseguir aquí. Ya lo viví una vez, dos veces ya esmucho. Ya no quiero depender de la caricia dealguien más, porque para estar y sentirse solo, mebastó con con llamarlo varias veces, decirle que loamaba, que me moría por verlo...él al ver como yoestaba, ¡NO HIZO NADA!

Para quien tenga que llegar no quieroque me sorprenda siendo alguien queno es. Quiero ver su naturaleza, quierosaber cómo huele, que piensa conapenas verme y así, como lo real, podrésentirme a gusto y no me dará miedotomar su mano. Pero para el dia queborre del rostro mi sonrisa, le pediré,con toda franqueza, que recoja todassus intenciones y se vaya. No querrédisculpas, con el tiempo comprendíque una segunda oportunidad carecede aquella caricia, esa que no vuelvejamás. Esa que nos hace más reales, lasinceridad.


Mi viaje sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora