O1: Extraño

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Jimin tenía un dilema, no sabía en dónde estaba, no sabía quién era la persona que estaba sobre su dolorido cuerpo. No tenía idea de por qué alguien había gritado al otro lado de la puerta llamándolos a comer y el término de "majestad", sonaba a algo sacado de una película.

—¡E-espera, espera!, ¿¡Qué haces, no ves que me duele todo el cuerpo!?, Eres una bestia. —el rubio chilló, tratando de apartar al otro con sus manos, aunque sus brazos se sentían más débiles de lo normal.

—¿¡Ah!?, ¿A quien llamas bestia principito?, Eres mío y es tu deber darme tu cuerpo cada vez que se me pegue la regalada gana. —el pelinegro parecía posesivo, agarrando sus piernas y abriéndolas hacia el.

Oh no, no lo haría, ya había lidiado con un par de personas así antes, no se volvería a dejar tratar como objeto, si ese tal "majestad", piensa en que lo tiene fácil con él, pues estaba muy equivocado.

—¡Escúchame, animal! —Jimin ni siquiera supo de dónde había sacado fuerzas, quizás fue el enojo y la rabia de no ser escuchado y no hacerle caso a su opinión.

Pero terminó por darle un rodillazo al mayor en una de sus costillas, también le dió un golpe en la cara y terminó por echarlo de la cama al suelo. Jimin vió la expresión sorprendida del desconocido, quien parpadeó un par de veces tocando su mejilla lastimada.

—¡Escucha bien un par de cosas que no te lo diré de nuevo! No soy tu maldito juguete, ni siquiera recuerdo bien lo que pasó anoche, pero tendré que dejarte en claro que no soy una propiedad para que me llames tuyo de esa forma. Soy una persona con derechos y si no quiero más, déjame tranquilo o voy a patear tanto tu trasero que después no podrás sentarte.— no solo estaba molesto, estaba furioso, y tenía ganas de darle al pelinegro una patada en la entrepierna por ser tan idiota.

Aún con el dolor en su cuerpo, se mantuvo firme, mirándolo fijamente con determinación. Sin embargo, se tambaleó al sentir el aire pesado, no sabía qué era, pero era un aire nuboso y a la vez dulce que le hacía alzar un poco la nariz para olerlo mejor.

¿Qué era eso? No tenía ni idea, pero de pronto se sintió más pequeño de lo normal cuando vio al mayor levantarse del suelo con una sonrisa en la cara, sus ojos parecían brillar se una forma oscura.

Pero, temblando un poco y sintiéndose vulnerable, aún así, mantuvo su mirada firme ante él.

—Aún cuando tiemblas como un estúpido conejo me retas, me gusta. —pareció complacido, como si le hubiera dado algo bueno, o un regalo.

¿Acaso estaba loco y no entendía lo que le decía?, Menudo pervertido. Jimin no pudo evitar bajar su mirada por el cuerpo del extraño, era puros músculos, un perfecto abdomen con seis chocolatinas bajaban en fila hasta su delineada pelvis.

Pero, lo que lo dejó en shock y lo avergonzó sobre manera fue ver a un monstruo, erecto y colgando entre la piernas del pelinegro.

—¿¡Me vas a decir que esa cosa estuvo dentro de mi anoche!? —el rubio chilló avergonzado y asustado.

No mentiría si digera que esa enorme polla podría compararse con su antebrazo incluso en el gruesor. Ahora entendía porqué su trasero dolía como si no se hubiera puesto vacelina.

—¿Quieres probarlo de nuevo para que compruebe como entró perfectamente?, Puedo oler tu excitación principito. —en difinitiva, era un animal pervertido.

Jimin no sabía qué decirle, tenía sentimientos encontrados en ese momento, por una parte sentía que su vida corría peligro e iba a ser partido a la mitad.

Otra parte suya, que no conocía, estaba gritando y rasguñando en su mente que se sometiera, quería esa larga y gruesa extensión dentro suyo.

—Me dolerá más… —murmuró Jimin con ese miedo, si le dolía ahora, ¿Quien le aseguraba que su cuerpo no le dolería peor?

No es mi mundo | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora