Huellas en la arena

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Hace unas horas que ya había partido del último puerto de los Vastar, las olas golpeaban su bote con fuerza. Aunque ya estaba a acostumbrado al mar del este el tiempo que pasó en tierra ha olvidado el sentimiento de navegar por las grandes olas de su reino.

Había partido porque de acuerdo a su ley no pertenecía a los Vastar pero su gente no seguía estás palabras dictadas por los sabios de la ciudad central porque sabían lo que había hecho por ellos.
Por eso tomo la decisión de pertenecer a los forajidos que en todos los pueblos los llaman "Guardianes del Linaje" una organización que no seguía las leyes de su gente pero tenían el propósito de proteger y servir a los Vastar de cualquier amenaza que venga a

Mourat no era de sangre pura Vastar pero tenía características de su padre y madre.

- Después de tanto tiempo siento esa brisa que en mis recuerdos anelaba. Grito y sonría mientras pasaba una tormenta.

Después de pasar la tormenta vio a lo lejos la última isla a la que los elfos en uno su viajes por todo el mundo llamaron "Eirigh na grein" la isla de último alba en lengua humana.

- Aún la veo pequeña, no importa que pase el tiempo. Hablo mientras trazaba el rumbo a la isla.

Mientras se acercaba a la isla empezó a tararear y viendo que faltaba poco empezó a cantar un canción que su padre lo había enseñado pero que no recordaba por completo.

Disfruta el cielo azul en tus viajes
Como lo hicieron tu gente
Desde la era de los dioses
Navegando por su favor
Y la sangre que derramó
Las olas son tus páginas
De la historia que cuentes
Navega y disfruta
Navega no le tengas miedo
Es bondadoso y hermoso
......

Ya estando en la playa y viendo la isla desde su bote se esforzaba por recordar algo pero aunque intento no pudo, creía que si veia la isla de su pasado vendrían recuerdos que se habían esfumado.

- Ya no recuerdo lo que seguía, y siempre me pregunto de donde es la canción. Hablo mientras dio un gran suspiro.

Después de un momento contemplando los árboles se fijó en uno de ellos y con un gran salto se bajó del bote, la fuerza del salto era tan grande que su bote se hundió en la arena.

Se acercó con rapidez al árbol y cogió una fruta que colgaba de sus ramas, dio un mordisco y su rostro se iluminó por esta.

- ¡Que dulce! hace tiempo que no comía uno de estos. Hablaba mientras mordía la fruta.
- Si recuerdo bien los hombres del continente lo llaman mango.

Mourat se dispuso a recoger más, así paso un tiempo y se percató que se hacía tarde. Coloco el bote en un lugar cerca de la playa y se dirigió a una casa que había en el centro de la isla.

- La vieja casa esta descuidada. Hablo un poco aburrido mientras se acercaba a la puerta.

Mientras habría la puerta llegó un recuerdo de sus días de niñez mientras está en esa isla, mientras caminaba pos su viejo cuarto encontró un libro de historias de los reinos antiguos. Se sentó en su cama y abriendo el libro comenzó a leer, su mente no estaba prestando atención a las palabras que estaban escritas allí porque recordaba a sus padres.

- Me hubiera encantado que volvieran y lean mientras intentaba dormir. Murmuró despacio mientras alzaba la mirada.

Se levantó, cerró el libro y se dirigió a su sala a preparar su estancia. Paso todo el día arreglando la casa.
Al día siguiente fue al lugar más alto de la isla prendió una fogata y se dispuso a cocinar alguno pescados que tenía guardados de los pobladores del última puerto. Mientras estaba comiendo vio en el horizonte un barco de guerra que no tenían banderas y se pregunto.

La piel de un desterradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora