2. Sus amigos insinúan que le gustas (y bromean sobre eso)

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Draco había pasado el resto del día tratando de no pensar en la situación con Harry, concentrándose en sus estudios y manteniéndose ocupado con las tareas. Sin embargo, la imagen de Harry nervioso durante la clase de Pociones seguía apareciendo en su mente, como una picazón persistente que no podía ignorar. Finalmente, decidió dirigirse a la biblioteca para despejar su mente y encontrar algo en lo que concentrarse, algo que lo apartara de esas ideas absurdas.

Mientras caminaba por uno de los pasillos hacia la biblioteca, escuchó un murmullo familiar. A pocos metros delante de él, pudo ver a Harry, Ron y Hermione en una conversación animada. Draco frunció el ceño, su instinto fue girar y tomar otro camino, pero decidió que no tenía por qué desviarse solo por la presencia del trío. Después de todo, se repitió, no había ninguna razón lógica para que evitara a Potter y sus amigos.

Se acercó a ellos con paso firme, decidido a ignorarlos por completo. Sin embargo, cuando estaba a solo unos metros, notó algo extraño. Hermione, quien parecía haberlo visto primero, susurró algo al oído de Harry, y al instante, una expresión de sorpresa y… ¿nerviosismo? se apoderó del rostro de Potter. Draco levantó una ceja, curioso pese a sí mismo.

Ron, aparentemente captando lo que Hermione había dicho, miró a Harry con una sonrisa traviesa, y antes de que Draco pudiera reaccionar, los dos comenzaron a molestar a Harry. Ron le dio un suave empujón con el codo, seguido de un comentario en voz baja que Draco no alcanzó a escuchar, pero el sonrojo en las mejillas de Harry fue más que evidente. Hermione soltó una risita discreta, y Harry, visiblemente avergonzado, intentó hacerles callar con un murmullo nervioso.

Draco se detuvo en seco, una mezcla de confusión y curiosidad apoderándose de él. La escena frente a él no tenía sentido alguno. Harry estaba comportándose de forma extraña otra vez, y ahora sus amigos también parecían estar implicados. Draco no pudo evitar sentir que estaba presenciando algo de lo que no tenía conocimiento.

A medida que se acercaba más, pudo notar que la actitud de Harry se tornaba más incómoda. Los empujones y bromas de Ron y Hermione se intensificaron, y Harry, evidentemente nervioso, comenzó a forcejear suavemente con ellos para que pararan. Draco sintió que una pequeña chispa de irritación empezaba a arder en su interior.
¿Qué diablos estaba pasando?

Los observó durante unos segundos más, debatiéndose entre la curiosidad y el deseo de alejarse lo más rápido posible. Finalmente, decidió que no valía la pena quedarse allí. Apretó el paso, pasando junto al trío con una expresión que intentaba ser indiferente, aunque su mente trabajaba a toda velocidad. Sin embargo, mientras pasaba junto a ellos, no pudo evitar notar cómo Harry se tensaba aún más y los forcejeos se volvían un poco más evidentes.

Draco aumentó la velocidad, queriendo poner distancia entre él y esa escena absurda lo antes posible. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de doblar la esquina que lo llevaría fuera del alcance de la vista de Harry y sus amigos, una idea le golpeó con la fuerza de un rayo: La segunda señal: Sus amigos insinúan que le gustas (y bromean sobre eso).

Draco se detuvo en seco, sintiendo que el suelo bajo sus pies tambaleaba. El recuerdo de la revista de Pansy volvió a asaltarlo con toda su fuerza. Los murmullos, las sonrisas, los empujones entre Ron y Hermione, la manera en que Harry se sonrojaba y forcejeaba sin éxito… todo encajaba. ¿Podría ser? Se preguntó, sintiendo una mezcla de incredulidad y nerviosismo.

Pero no, se dijo rápidamente. Eso no tenía sentido. Draco sacudió la cabeza, intentando despejarse de esas ideas ridículas. No había nada en la escena que insinuara directamente que él, Harry Potter, estuviera interesado en él. Potter, Weasley y Granger siempre habían sido un trío peculiar, probablemente solo estaban actuando como el grupo de esquizofrénicos que eran, como siempre. Sí, eso era todo. Solo estaban molestando a Harry, como siempre lo hacían.

Draco retomó su camino hacia la biblioteca, pero a cada paso que daba, sentía que la duda seguía aferrada a su mente, como una sombra que no podía deshacerse de ella. Intentó convencerse de que no había nada inusual en lo que acababa de presenciar, pero el recuerdo de las señales de la revista seguía rondando, insistiendo en que tal vez, solo tal vez, había algo más en esa extraña interacción.

Finalmente, llegó a la biblioteca y se sentó en una de las mesas del fondo, rodeado de libros de pociones y antiguos tomos de hechicería. Abrió uno de ellos, intentando concentrarse, pero las palabras se desdibujaban ante sus ojos mientras la escena en el pasillo se repetía en su mente una y otra vez.

"No hay manera", se dijo Draco, casi en un susurro, intentando sacudirse la sensación incómoda que lo había invadido desde la clase de Pociones. Pero en el fondo, no podía evitar preguntarse si tal vez, solo tal vez, había algo de verdad en esa lista tonta que había encontrado en la revista de Pansy.

Y mientras la tarde avanzaba, Draco no podía evitar sentirse un poco más inquieto, un poco más alerta, cada vez que pensaba en Harry Potter y en lo que podría significar todo aquello.

5 señales de que le gustas pero es tímido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora