4. Te mira de lejos y luego aparta la mirada avergonzado

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El Gran Comedor estaba lleno de murmullos y risas, el sonido de cubiertos chocando contra platos y conversaciones que se entrelazaban en un ambiente bullicioso. Draco estaba sentado en la mesa de Slytherin, cenando con parsimonia, aunque su mente estaba lejos de la comida. Había pasado gran parte de la tarde en la biblioteca, sumido en pensamientos que lo habían dejado más confundido que nunca. Y ahora, mientras intentaba concentrarse en su plato, un extraño malestar lo seguía acompañando.

De repente, sintió una incomodidad en la nuca, como si alguien lo estuviera observando. Instintivamente, levantó la cabeza y dejó que su mirada recorriera el salón en busca del origen de esa sensación. Sus ojos se detuvieron cuando captaron una figura familiar en la mesa de Gryffindor: Harry Potter. Pero antes de que Draco pudiera procesar lo que veía, Harry apartó la mirada con una rapidez tal que Draco casi pudo imaginarse el sonido de su cuello al girar.

Draco frunció el ceño, sintiendo que una punzada de sospecha se instalaba en su estómago. Trató de ignorarlo, de concentrarse en la conversación de sus compañeros de casa, pero el recuerdo de la mirada de Harry lo mantenía inquieto. Algo en la manera en que había apartado la vista le había parecido… inusualmente nervioso.

Continuó comiendo, forzándose a no darle más vueltas al asunto, pero no pasó mucho tiempo antes de que esa sensación incómoda volviera a aparecer. Era como una presión constante en la nuca, una sensación que lo ponía nervioso. Esta vez no tardó en saber de dónde venía. Sus ojos se dirigieron automáticamente hacia la mesa de Gryffindor, y ahí estaba de nuevo, Harry Potter, mirándolo fijamente.

Y, una vez más, tan pronto como Draco lo atrapó mirándolo, Harry volvió a apartar la vista, esta vez con tal rapidez que Draco pensó que podría haberse hecho daño. Esta extraña danza continuó durante varios minutos. Cada vez que Draco levantaba la mirada, atrapaba a Harry mirándolo, y cada vez, Harry apartaba la vista de inmediato, como si lo hubieran sorprendido haciendo algo que no debía.

Finalmente, la irritación de Draco superó su curiosidad. No podía soportar más ese juego de miradas robadas. Con un suspiro exasperado, dejó su cuchillo y tenedor sobre el plato, haciendo un ruido metálico que llamó la atención de algunos estudiantes cercanos. Ignorando sus miradas, Draco se levantó bruscamente de la mesa, sintiendo cómo su paciencia se agotaba. No le importaba si parecía que huía; lo único que quería era salir de ese comedor y alejarse de esas miradas persistentes.

Caminó a grandes zancadas hacia la salida del Gran Comedor, el eco de sus pasos resonando en los pasillos casi vacíos. Sus pensamientos volaban descontrolados, y el recuerdo de esas miradas intensas no lo dejaba en paz. ¿Qué demonios le pasa a Potter?, pensó con frustración mientras tomaba el camino hacia la sala común de Slytherin.

Pero cuanto más trataba de no pensar en ello, más persistente se volvía la imagen de Harry mirándolo desde el otro lado del salón. Era como si la imagen se hubiera grabado en su mente, y por mucho que intentara apartarla, seguía reapareciendo, una y otra vez.

Fue entonces cuando, sin quererlo, recordó una de las señales del artículo que había leído.

"Te mira de lejos y luego aparta la mirada avergonzado."

Draco se detuvo en seco, justo en medio de un pasillo vacío. Los engranajes de su mente comenzaron a girar con rapidez, enlazando hechos y recuerdos.

No era la primera vez que sucedía. Draco se dio cuenta de que Harry lo había estado observando desde el inicio del año escolar, tal vez incluso desde antes. Y cada vez que Draco lo sorprendía mirándolo, Harry apartaba la mirada, actuando como si no hubiera hecho nada.

Esa realización golpeó a Draco con fuerza, casi dejándolo sin aliento. Se apoyó contra la fría piedra del pasillo, sintiendo cómo su mente intentaba procesar lo que todo aquello significaba. Si lo que había leído en esa revista era cierto… ¿podría ser que Harry Potter... sintiera algo por él? Draco sacudió la cabeza, intentando despejar esos pensamientos de su mente. Se negaba a aceptarlo, no podía ser cierto. La idea de que Harry Potter pudiera estar interesado en él de esa manera era simplemente absurda. No es posible, se dijo a sí mismo, aunque una pequeña voz en el fondo de su mente susurraba que, tal vez, solo tal vez, podría ser verdad.

Llegó a la sala común de Slytherin, pero ni siquiera el ambiente oscuro y familiar del lugar pudo calmar el torbellino de emociones que sentía. Bajó a su habitación con pasos lentos, como si cada uno de ellos estuviera cargado de dudas. Cerró la puerta tras de sí y se dejó caer sobre su cama, mirando al techo.

Las señales estaban ahí, insistentes, imposibles de ignorar. Y aunque Draco quería convencerse de que no significaban nada, no podía evitar la sensación de que había algo más. Tal vez, pensó con amargura mientras cerraba los ojos, tal vez sí le gusto a Harry Potter... Pero eso es todo.

Draco suspiró, tratando de calmar la agitación en su pecho. No puede ser más que eso, pensó mientras el sueño comenzaba a arrastrarlo. Harry Potter no podría… no podría amarme, no como sugiere esa estúpida revista.

Y con ese pensamiento, Draco finalmente se dejó llevar por el sueño, aunque no pudo evitar soñar con miradas verdes y sonrisas tímidas que lo seguían incluso en la oscuridad de la noche.

5 señales de que le gustas pero es tímido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora