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 La nariz de Hope era recta y fina.  

Mi nariz era recta y con una ligera curva

 La mirada de ella era cautelosa y casi sombría  

Mi mirada era chispeante y ágil

Parecía estudiar sus movimientos.

Yo solo reaccionaba y ya.

 Hope= oscuridad.

Yo = luz.

                                                                                                                                                                                              Todos volvieron la cabeza hacia mí. 

Incluso Zac quedó con un mohín de asombro y extrañeza. Por un segundo me arrepentí, me dije a mí mismo que era una pésima y estúpida idea, pero escuché unas risitas provenientes de algún lugar como si alguien dudara de que lo estuviese diciendo en serio, y estuve más seguro que nunca de hacerlo finalmente era una chica y yo un chico común supuestamente.

Vale, mi cerebro alcoholizado no daba para comparaciones más ingeniosas.

Terminé por prestarle atención al juego. 

Yo era uno más del montón de espectadores, pero sabía de qué iba el póker, cómo serían las apuestas y cómo entusiasmaba la tensión del momento. Y para mí aquella mesa era un chiste sin sentido

—Pues aunque el imbécil se vista de seda, imbécil se queda —comento ella examinándome de pies a cabeza mientras me acercaba.

Se me escapó un eructo bajo y ella rodo los ojos con asco.

—¿Escuché bien? ¿Mes haz dicho imbécil? —inquirí.

Hubo un silencio pesado mientras me acomodaba, un silencio de desconcierto, de duda y de intriga y odio de su parte.

—¿Tienes cien mil dólares? Debes comprar el puesto—me preguntó.

Su voz era enérgica.

—Si —.

—Vale.

Lo que ella no sabía era que Trump iba a chuparle la polla a Putin antes de que yo perdiera contra ella.

—¿Qué estas dispuesto hacer cuando pierdas?—me pregunta mientras barajea las cartas, erguida y muy confiada de lo suyo y suelto una risa.

—Todo—le lanzo un beso al aire y me saca el dedo.—Si gano me dejas seguirte jodiendo como una larva en tu culo.

Saco de mi cartera los billetes mordiéndome el labio y sabiendo qué deje hasta el alma aqui vendida solo por joder a mi petulante prima, me rio por el parasito fastidioso que puedo llegar hacer solo por ella. Saca los billetes de su suéter y observo pequeñas manchas de sangré sobre su ropa. ¿Fue de casería? 

𝑬𝒍 𝑳𝒆𝒈𝒂𝒅𝒐 𝑷𝒓𝒆𝒗𝒂𝒍𝒆𝒄𝒆 | 𝑯𝒐𝒑𝒆 𝑴𝒊𝒌𝒂𝒆𝒍𝒔𝒐𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora