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Al entrar al aula lo primero que vió Souichi fue a Kawai abrazando a Hye de los hombros, una extraña sensación invadió su cuerpo, inmediatamente fue a tomar a la chica del brazo llevándola a un lugar lejos de los demás.
— ¿Qué haces con él, Hye? — Dijo con una expresión de desagrado.
— Dijiste que te dejara en paz, creí que no te importaría si...
— No me importa — Dijo tomando conciencia de lo que acababa de hacer.
— Oh, bueno, si no te importa volveré con los demás.
Dicho esto, la pelinegra se apartó del agarre de Souichi y fue junto a sus nuevos amigos.
"Que estúpido, ¿Qué fue lo que hice?"
Miles de preguntas invadían la mente del chico, ¿Qué era esa extraña sensación que había aparecido en él minutos antes? Quizás eran celos, pero el pelinegro se negaba a tomar eso como una respuesta lógica. Ahora más que nunca tenía ganas de hacer sufrir a Kawai
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— Es importada y muy cara — Dijo el chico entregándole una linterna al pelinegro.
— Muchas gracias. Es linda, me gusta, cuando regrese a casa daré un paseo por el desván — Dijo el pelinegro encendiendo la linterna y apuntando a su rostro con una sonrisa relajada, no como la que normalmente tenía.
Rió por lo bajo y se despidió del chico para quedarse unos minutos con la linterna apuntando a su rostro y cambiando los colores de esta.
El otro chico se retiró lentamente dándole una última mirada para después salir del lugar donde se encontraban
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— ¡No! — Se escuchó el grito de Sayuri dentro de la casa de los Tsujii.
— No, no me la acerques — Dijo suplicando al pelinegro
— Encontré este cadáver de araña gigante en el desván — Dijo riendo mientras sostenía a la araña muerta con unos palillos chinos
— Cómela, estará deliciosa — Dijo acercándose más a su hermana
— ¡No bromees! — Dijo Sayuri ya estando pegada a la pared sin poder ir a otro lugar a esconderse.
— Souichi, ¿Qué haces ahora? — Dijo entrando el hermano mayor de los Tsujii
