4. La sonrisa de la inocencia.

13 6 48
                                    


El tiempo había pasado bastante rápido para la pequeña familia, Geomari, su esposo y Stella se mudaron bastante cerca de la playa para pasar más tiempo con el Tío Briel. A la pequeña Stella ,que ya tenía 4 años, le encanta pasar tiempo de calidad con Briel. Más cuando era de madrugada y al ver por su ventana lograba divisar a su tío embelesado por la luz de la luna. La pequeña de tan solo 4 años sentía tanta curiosidad por descubrir lo que su tío favorito observaba en la luna. 

La curiosidad fue tanta que un día decidió pedirle a permiso a su madre para acompañar a su tío a ver la luna, Geomari con una sonrisa le dijo que si, pero le adviritó que no molestara tanto a su tío porque ese eran sus momentos de paz. La niña hizo caso a todas las recomendaciones que su madre le hizo y en una madrugada fue a visitar a su tío.

Briel ese día necesitaba bastante del confort de la luna, se sentía demasiado estresado por la Universidad ya que la carrera de Astronomía le estaba costando un poco con respecto a las clases generales. Cuando se encontró con la pequeña Stella, su mundo se iluminó un poco y ya no se sentía tan estresado.

- Hola mi pequeña estrella ¿Qué haces aquí? - Briel acarició el cabello rojizo de la pequeña y ella le dedico una cálida sonrisa. 

- Le pedí permiso a Mami para acompañarte a ver la luna, siempre estás muy solo cuando sales a verla - la niña le hizo un puchero lleno de tristeza que logró llenar el corazón de Briel de pura ternura. 

- Puedes quedarte a acompañarme si quieres - ambos se sentaron en la arena y la pequeña empezó a imitar todo lo que su tío hacía porque quería respetar su ritual. Le copiaba la manera de sentarse, la postura de las manos, la postura de los pies y las sonrisas que Briel sacaba, que eran causadas por la propia niña. 

En medio de la madrugada, el cielo nocturno estaba en su punto exacto. La pequeña vio los ojos de su tío iluminarse de una manera totalmente divina ante la presencia de la luna, sin embargo, la pequeña no podía entender lo que su tío miraba en la luna. Si, era muy bonita y brillante, pero no tenía nada más interesante. 

La pequeña se paso más de 30 minutos girando su cabeza de un lado al otro para comprender la postura de su tío ante la luna, pero simplemente no le encontraba el sentido. Ya rendida, la niña empezó a distraerse con lo que la luna tenía a su al rededor y sus ojos se llenaron de gran sorpresa a ver todas las hemosas estrellas que posaban tan tranquilas en el cielo, como si fueran millones de almas esperando su momento exacto para aterrizar en la tierra. 

La pequeña se quedo embelesada con la presencia de tantas estrellas que no podía ni contar con la mente. Lo que consiguió emocionarla totalmente, fue una estrella fugaz que paso rapidamente ante sus ojos. Se emociono tanto que se levanto de la arena y abrio los ojos en sobremanera.

- Briel - exclamó ella con los ojos llenos de esas millones de estrellas. 

- Dime Stella - le respondió su tío con los ojos llenos del brillo de la luna.

- Acabo de ver la cosa más hermosa de todo el universo - luego de decir unas palabras que lograron llegar al corazón de su tío, la niña procedió a reír de una manera que solo una niña podría, y esa noche llena de millones de estrellas que se reflejaban en sus ojos, el cielo nocturno aprendió que la inocencia, tiene su propia sonrisa. 

_______________________

Buenaaas, cap corto para no perder la costumbre de escribir. Es un poco importante para la trama este cap, espero que les haya gustado.

Se despiden Deux Amants Fous.

Mi luz distanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora