Siento el sonido, es tan calmado que pudiera amansar las más fieras bestias, pero incluso hasta el se vuelve bestia, choca contra los arrecifes en nuestras noches salvajes. Al compás de sonidos tan ardientes, es una danza de cortejo, es sentir tus piernas con las huellas de estos dedos maltratados, tus giros sin cesar y unas manos tan pequeñas y delgadas al rededor de mi cuello. Labios que me dicen al oído: la turbulencia ha revuelto este mar y caen relámpagos, llueve a cántaros y su cielo es oscuro, un barco tambalea sin cesar de ola en ola esperando naufragar más abajo de tu cintura y su marinero en tu húmeda lengua y sus palabras
Marc