Hoseok
El sol que se filtraba a través de las cortinas a medio correr fue lo que me despertó, y me tomó un momento darme cuenta de que no estaba en la cama de Taehyun, sino encima del colchón tamaño King de Yoongi, con una pierna sobre su cadera y mi brazo encajado debajo de la almohada, cada vez más entumecido mientras continuábamos allí acostados.
Mi pecho se sonrojó ante el calor. ¿Cómo era posible ser tan feliz cuando hacía dos semanas me sentía en la desesperación total? Si fuera otra persona y no Yoongi, esto se sentiría completamente irreal. Demonios, si se sentía como un sueño es porque era Yoongi. Mi hermoso mejor amigo, el deportista de futbol heterosexual que siempre había parecido fuera de mi alcance y de quién me había dicho a mí mismo cuando era un adolescente, que bajo ninguna circunstancia podía enamorarme de él. Pensé que había logrado mantener a Yoongi fuera de mi corazón en un sentido romántico, pero tal vez había estado equivocado todo este tiempo. Porque esto, ahora que Yoongi estaba entre mis brazos, ahora que lo había probado, tocado y profesado mi amor, me sentía como si siempre hubiese sido algo inevitable.
Así que sí, tal vez esto no era un sueño. Si lo fuera, mi brazo no sentiría los hormigueos que resultaban de una noche de abrazos incondicionales. Hice una mueca, tratando de extraerlo sin despertar a Yoongi en el proceso.
No funcionó. El hombre en cuestión dejó escapar un suave suspiro y parpadeó para abrir los ojos. Vi una chispa de sorpresa en cuanto se dio cuenta con quien estaba entrelazado, y luego soltó una sonrisa tan cálida y feliz que todas mis dudas desaparecieron.
—Buenos días —dije, incapaz de dejar de sonreír como un loco —. Siento haberte despertado —Me las arreglé para sacar mi brazo por fin, flexionando los dedos mientras me movía en la cama.
—Mierda, ¿dormí sobre ti toda la noche?
—Sí —dije, riendo —. Suerte que eres tú y me gustó hacerlo.
—Entonces —dijo Yoongi, lamiendo sus labios —. ¿Todavía lo dices en serio?
Me reí, negando con la cabeza. —Sí. Y no voy a cambiar de opinión. ¿Crees que lo haría? Eres tú el que nunca ha estado con otro hombre antes. No es como si hubiese podido adivinarlo.
De alguna manera se las arregló para lucir tímido y presumido al mismo tiempo. —¿Sí? Aprendo rápido. Especialmente cuando aprender es tan divertido —Se aclaró la garganta —. Espero que me enseñes el, eh, como se siente de la otra forma. Solo si tú quieres.
Sus palabras no llegaron a mí de forma inmediata, pero cuando lo hicieron, mi pulso comenzó a acelerarse en mis venas de nuevo y mi polla se levantó con interés. —Mierda. ¿Es enserio?
—Sólo si tú quieres.
—Oh, sí quiero —Cualquiera tendría que estar realmente loco para decir que no a ser el primero para su mejor amigo —. ¿Pero y tú? Porque no tenemos que hacerlo.