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Paulo Dybala es el nombre que contempla la joya Argentina. Tiene cierta característica por amar a los nenes mas chiquitos. No puede negar que cada vez que sus compañeros de selección al verlos con sus hijos se pone a jugar con ellos. Cómo si él tambien fuese un nene más.

Nunca estuvo relacionado con alguien. A sus veintinueve años no tiene pareja ni hijos.

Incluso llegaron a salir ciertos rumores de cuestionando la dudosa sexualidad de Paulo. Porque jamas se le vió salir con una mujer.

Tampoco es que quisiera, pero capaz tendría otro momento para conseguirlo. Y con respecto a los rumores decidió desviar el tema y no importarles. Sinceramente por ahora quería disfrutar su carrera futbolística como la joya del dorsal número veintiuno de la selección Argentina.

Y es que no era un tema que preocupaba a los demás tampoco.

Ahora que se aproximaba los amistosos, como campeón del mundo sabía que iba a tener mas posibilidades de participar más este año. La Roma era su sanación, le dolió bastante tener que salir de la Juventus por problemas particulares que tubo dentro del club. Pero se había quitado un sentimiento doloroso que venía arrastrando hace rato.

No todo el mundo estaba contento que se haya cambiado de club. Todos disfrutaban de ese Paulo en Juventus que en La Roma.

Se sentía cómodo en su actual equipo, lo respetaban y valoraban más.

Extrañaba sus antiguos compañeros, sí. Pero se mantenía en contacto con ellos y no dudar que tenía a dos compañeros de selección metidos en la Juventus desde hace bastante tiempo.

Uno de ellos era Leandro Paredes.

Jugador, mediocampista y de casi la misma edad que Paulo. Un año menos. Veintiocho años.

Se puede decir que ambos son muy unidos entre sí y comparten los mismo gustos y habitación por supuesto. Quizá no juegan en la misma posición como para considerarlos a ambos como un 'dúo dinámico' pero la mayoría de veces entran juntos a mitad de partidos cuando Scaloni los hace jugar.

Paulo apoyó a Leandro en todas sus decisiones. En ningún momento lo juzgó, estuvo con él siempre. En las buenas cuando ganaron la copa del mundo, y en las malas, como cuando una noche de febrero Leandro lo llamó en lagrimas diciéndole que su mujer tuvo un embarazo riesgoso quitándole la vida.

Quedando únicamente una vida a salvo. Su hija recién nacida.

Fue muy duro esos días para el jugador de la Juventus, acostumbrarse a un nuevo ambiente sin su mujer presente, y cuidar a una criatura que en jamás en su vida cuidó a una. Era papá primerizo y muchas veces renegó para hacer que Victoria, (Nombre que denominó a su hija) no llorase en las horas de la madrugada.

Hasta que un día, Paulo lo recuerda, un siete de abril, cuándo se encontraba realizando ejercicio en una de sus máquinas, en su casa en Roma. Casi se cae de culo en esta, porque dentro de una semana debería tomar un vuelo hacía Argentina y estaba en recuperación de un malestar de tobillo. En ese entonces tubo que parar por las miles de llamadas que estaba recibiendo, cuando por fin atendió se dió cuenta que quién era por la voz, porque ni siquiera pudo mirar de quién se trataba.

-¡Paulo! Pelotudo, contestá mis llamadas pedazo de gato. -El cordobés quedó helado. ¿Que hacía Paredes llamándolo a estas horas de la noche? Incluso se preocupó un poco porque de fondo se escuchaba los lloriqueos de parecer de su hija.

-Che, bueno bajá un cambio, estaba ocupado. ¿Qué querés? -Se dirigió hacia la cocina, mientras pasaba por su cara una toalla limpiando el sudor reciente. Quedándose bastando aturdido por lo fuerte que seguía llorando la nena de Paredes.

-Necesito que vengas. Enseguida, posta.

-¿Qué? ¿Sos mongolico? No puedo irme desde Roma hasta Turín ahora, ¡Es un viaje de siete horas y son las nueve y media de la noche Lean! Aparte, ¿Que tan urgente me necesitas? -Miró con atención unos segundos el reloj que estaba pegado a la pared.

-¡La nena está llorando desconsoladamente! No se que mierda tiene, de verdad te digo que viene llorando desde hace rato. No pude ir a entrenar hoy, me tuve que quedar con ella, según la niñera debía llevarla al doctor.

-¿Y la llevaste?

-No, es lo que menos hice y me parte la cabeza, siento que el medico lo necesito yo, quiero que vengas, ¿Me harías esa gauchada?

-Leandro.. ¿Qué pretendés? ¿Que te cuide a la criatura? No soy una mujer boludo... soy un hombre igual que vos.

-Paulo, vos tenés más paciencia con los nenes, te vi mil veces con los nenes del rodri. Sólo dos días hasta que pueda llevar a Vicky al doctor.

Hay un click que no deja de sonar dentro de la cabeza de Paulo. Está bien, ama cuidar a los nenes, se les hace bastante adorables. El no tiene ningún problema con ellos. Muerde su labio con fuerza, tiene bastantes nervios y aún tiene tiempo para decir que no. Pero se trata de su mejor amigo y no puede negarle un favor a Leandro. Menos cuando son tan cercanos.

-¿Tenés idea si hay un avión desde Roma a turín? -Habló finalmente el castaño. Ahora parecía que Leandro le había puesto canciones infantiles a la hija, se escuchaba la granja de Zenón por detrás.

-No, voy a llamar a alguien para que vallan en un vuelo privado. No te preocupes por los gastos. Prepárate que en media hora van a ir a buscarte.

Cuándo Paulo corta la llamada, suspira pesadamente. No hay nada que no pueda ser diferente. Conoce con perfección al de ojos azules y nunca jamás en su vida supo lo que era ser padre.

Paulo tampoco.

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⏰ Última actualización: May 30, 2023 ⏰

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❛˖ 🌑 ،͟،   PAPÁ ' DYBAREDESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora