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-Con que así pasó... Interesante.- Muzan salió de las sombras y se teletransportó hasta comenzar a caminar junto al joven adulto que iba en su bici, usando sus poderes para ocultarse de todas las personas. -Muy interesante. Douma Loyola, vas a ser mío.-

Douma se detuvo en un semáforo rojo y sujetó la botella de agua, comenzando a beber. Al menos así fue hasta que sintió una caricia en la espalda que lo hizo temblar y escupir el líquido. Al voltear hacia atrás no había nadie, es más, su mochila seguía en su espalda. -Qué rayos...?- No pudo continuar pensando ya que comenzaron a tocarle bocina y al observar hacia adelante estaba el semáforo verde. -L-Lo siento!- Se disculpó dejando rápidamente la botella en su lugar y empezó a pedalear hacia adelante aún confundido y algo asustado ante lo acontecido.

Muzan por su lado aguantaba la risa al ver lo adorable que se veía ese humano asustado.

Cuando llegaron a destino arqueó una ceja curioso al verlo detenerse en un jardín de infantes.

El peliplata acomodó su bicicleta en su lugar junto a las demás y pasó la cadena por la rueda, atándola junto a las demás. Luego, agarró su lonchera y agua y se dirigió al interior del establecimiento, siendo seguido de cerca por el pelinegro.

-Seño Dou! Seño Dou!- Gritaron emocionados unos niños al ver llegar al peliplata y se lanzaron encima suyo haciéndolo caer.

Douma por su lado reía a carcajadas abrazando a sus alumnos. -Hola Tanjiro, Nezuko, Zenitsu, Inosuke, Genya, Kanao, Senjuro y Makomo. Cómo están mis niños?-

-Bien seño Douma!- Dijeron todos en unísono.

Una niña de cabello negro, flequillo y coleta de costado con una mariposa observó a un pelinegro de seria mirada detrás de su maestro y sonrió saludándolo con su manita. -Hola señor.-

Tanto sus compañeros como su maestro voltearon a ver hacia atrás, tensándose al no ver nada más que la pared, pero los niños rápidamente empezaron a reírse de la niña. -Kanao está loca! Kanao está loca!-

-No digan eso mis niños.- Los regañó Douma para luego acariciar el cabello de la niña que había hecho un puchero. -Ella no está loca, solo puede ver cosas que nosotros no. Dime Kanao, cómo luce ese señor?-

-Es alto, tiene un traje y un gorro blanco, la piel pálida como un muerto, ojos rojos y afilados y pelo negro corto rizado y uñas largas como garras.- Describió la niña al hombre que ahora aguantaba la risa viendo al peliplata temblar de miedo.

Douma tragó saliva aterrado, los fundamentos de la niña eran mucho más serios que un simple amigo imaginario. Tal vez haya sido la misma cosa que tocó su espalda. -Bien, con o sin señor tenemos que ir a clase. Que esos números no se aprenden solos.-

Todos los niños hicieron un puchero, pero aún así fueron al salón con su maestro y Muzan por supuesto entró con ellos.

Vió como los niños colocaban sus mochilas y zapatillas en estantes bajitos y luego Douma acomodaba sus cosas y zapatillas encima de los estantes. -Bueno, hora de la siesta.- Pensó, no pensaba aguantarse una clase de kinder.

Cuando el ojiarcoiris y los niños estuvieron sentados en una ronda en el suelo de colchoneta el se recostó en medio del círculo de tal manera que su cabeza y parte de su espalda quedó en el regazo del peliplata.

Douma se tensó al sentir un peso en su regazo pero lo ignoró, debía dar la clase a sus niños.

Por otro lado, mientras dormía, el pelinegro de ojos rojos investigó a la niña. -Kanao Kocho. Con razón. Es una Kocho. La familia Kocho siempre tuvo habilidades de la vista desarrolladas. Por eso aunque me haya ocultado ella seguía viéndome. No me va a convenir que me vea, ya me delató. Menos mal que ese chico lindo no hizo nada. Pero de todos modos debo hacer algo para que no me delate más. Debo asustarla a tal punto de que se olvide de mi existencia o me dará problemas.- Decía en su sueño.

Cuando despertó tuvo la vista más dulce y hermosa que jamás tuvo en toda su inmortal vida. El veinteañero sonriendo dulcemente mientras cantaba una canción para sus alumnos, desde abajo se veía su rostro iluminado, casi como si fuera un ángel, una imagen que fascinó a Muzan. -Definitivamente va a ser mío.- Pensó el rey demonio.

-Seño Dou!- Kanao alzó su pequeña manita interrumpiendo la canción.

-Si mi pequeña Kanao?- Preguntó el peliplata con una dulce sonrisa.

-Al señor se le hizo un bulto grande abajito mientras lo veía.- Avisó a su maestro la niña.

Un gran sonrojo y susto nació en Douma simultáneamente y Muzan se puso de pie señalando a la niña. -YA CÁLLATE NIÑA O TE PASARÁ ALGO MALO!!!- Le gritó furioso a la infanta.

Kanao tragó saliva asustada y desvió la mirada al suelo. -B-Bueno.-

-Eh? Qué ocurre Kanao?- Se acercó gateando hasta ella y sujetó sus mejillas viéndola preocupado.

-N-Nada seño Dou, el hombre se fue.- Le dolió mentirle al mayor, pero no quería que la lastimara el desconocido.

-Hey.- Douma la hizo alzar la mirada y verla a los ojos. -No se que pasó, pero sabes que puedes confiar en mi Kanao.-

La niña chilló emocionada y saltó a los brazos de su maestro. -El señor dijo que me callara o me iba a pasar algo malo!-

Douma frunció el ceño furioso y se puso de pie observando al aire. -No se donde estés, pero si vas a lastimar a alguien lastimame a mi, no a mis niños. Discúlpate con Kanao y deja de asustarla!-

Muzan sonrió como bobo al verlo enojado y se acercó para hablarle a la niña. -Está bien, tranquila niñita, no te haré nada perdón por asustarte, pero ya deja de delatarme, si? Solo ignorame hasta saber cómo ocultarme de ti.-

La menor asintió y se acurrucó en brazos de su maestro. -Lo perdono señor, pero no le haga nada malo a mi seño Dou.-

-Lo prometo.-

Douma y los niños estaban confundidos y asustados de ver a Kanao hablar sola con el aire, pero al verla sonreír de nuevo suspiraron aliviados y siguieron con la clase.

El Esposo del Rey Demonio ||Muzdou||(+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora