𝐥𝐚 𝐫𝐨𝐬𝐚 𝐞𝐧 𝐟𝐥𝐨𝐫 | ❝ 𝑙𝑎 𝑣𝑖𝑑𝑎 𝑜𝑓𝑟𝑒𝑐𝑒 𝑢𝑛𝑎 𝑚𝑎𝑔𝑖𝑎 𝑒𝑠𝑝𝑒𝑐𝑖𝑎𝑙 𝑎 𝑎𝑞𝑢𝑒𝑙𝑙𝑜𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑒 𝑎𝑡𝑟𝑒𝑣𝑒𝑛 𝑎 𝑠𝑜𝑛̃𝑎𝑟． ❞
donde traduzco one shots
de streamers de tumblr y
también los adapto
𝐢𝐧𝐢𝐜𝐢𝐚𝐝𝐚...
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SAPNAP SE ACOSTO A TU LADO, CON TU cuerpo cómodamente pegado a él. Realmente no quería levantarse, pero sabía lo mucho que odiabas despertarte después del sexo estando todavía hecha un lío, a él tampoco le gustaba precisamente.
Con muchas dudas, se levantó lentamente de la cama, con cuidado de no despertarte del trance en el que estuvieras. Se puso un pantalón de chándal y una camiseta, antes de dirigirse al baño.
Sapnap tomó una toalla pequeña y la mojó con agua tibia, escurriéndola y cerrando el grifo. También tomó una botella de agua de su mini-nevera y volvió a tu lado.
Cuando volvió a estar a tu lado, ya te estabas despertando.—Hola, cariño—. Susurró mientras tus ojos se adaptaban al entorno.—¿Cómo estás?—
Gemiste.—Me duelen las piernas...—Sapnap sonrió, tomó la toalla semihúmeda de la mesilla y te limpió suavemente la parte interna de los muslos y cualquier otra parte del cuerpo que estuviera sucia de semen o saliva.
Cuando la toalla tocó el interior de tus muslos, gemiste, demasiado estimulada para querer que te tocaran. Sapnap te hizo callar ligeramente, dejándote un beso en la frente.—Ya casi termino, nena, no te preocupes—.
Cerraste los ojos y dejaste que terminara de limpiarte, y respiraste aliviada cuando retiró la toalla.
—¿Quieres algo de ropa?—Te preguntó, moviéndote un mechón de pelo detrás de la oreja. Asentiste tras un par de segundos de silencio.
Él asintió y agarró un par de pantalones cortos y una de sus camisetas para ti, ya que sabía lo mucho que te gustaba llevar su ropa. Te los pusiste y dejaste que Sapnap te arropara. Luego te dio la botella de agua.
Le diste un sorbo y se la devolviste.—¿Ya terminaste?—Te quejaste:—¿Podemos abrazarnos ahora?—.
Él sonrió y asintió.—Sí podemos, cariño—.Se puso cómodo y te rodeó con el brazo.—Lo hiciste tan bien, cariño, tan jodidamente bien—.
—¿Lo hice?—
—Claro que sí, cariño—.Susurró:—Te quiero tanto—.
Cuando empezaste a quedarte dormida, te dio un beso en la mejilla.—Yo te quiero más, Sap—.
Eso no era cierto en la mente de Sapnap, él te amaba más que a nada, más que a nada en este mundo. Eras su bebé, su todo.
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