Día 1. Algo nuevo que enfrentar

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-Dominique, despierta-

Mis ojos se abrieron lentamente mientras se acostumbraban a la luminosidad de mi despejada habitación, mi padre se encontraba frente a mí y me sacudía suavemente mi hombro; dejando que mi rojo cabello tan parecido al de él callera sobre mi rostro. Me lo aparté rápidamente mientras lo miraba a los ojos con un claro reproche, nunca me había gustado que me despertaran temprano y, aunque ese día era claramente importante, lo único que deseaba en esos momentos era arroparme bajo mi suave edredón plateado y desaparecer para el mundo, ya que en cuanto recordé por qué había estado tan emocionada por ese día el monstruo de los nervios apareció para instalarse en mi estómago y no dejarme recuperar el aliento.

-No, no quiero-

Mi cara esbozaba un puchero y mi padre reía, tomándome entre sus brazos mientras yo le lanzaba suaves patadas para que me dejara en mi cama nuevamente. Me abrazó contra su pecho y me cargó de aquella manera en la que me hacía sentir más joven, casi una pequeña niña que apenas estaba aprendiendo a caminar; tal fue mi sorpresa que lo dejé llevarme a la pequeña cocina sin reprocharle nada mientras él me sentaba frente a la mesa de madera blanca y me servía un apetitoso desayuno compuesto de mis manjares favoritos.

-Vamos nena, hoy tenemos que ir al callejón Diagon para adquirir tus cosas del colegio-

Cierto, aquel era el día que había estado esperando por más de cinco años, desde que mis padres me hablaran de lo maravilloso que era el colegio para magos. Me había costado trabajo pero al fin convencí a mamá de que me enviara a Hogwarts con Victoire, mi hermana mayor; ella se había enojado bastante conmigo ya que tenía la esperanza de que siguiera sus pasos y entrara a la academia de magia Beauxbatons, pero como siempre yo era la pequeña de papá y quería estudiar en el mismo colegio que él, por no mencionar que de alguna manera me gustaba sacar de sus casillas a mi madre, así le recordaba que yo no era su perfecta Victorie, ya que ella a menudo solía recordármelo.

No pasó mucho tiempo hasta que Louis y mamá bajaron a desayunar, mi pequeño hermanito aún tardaría un año más en unírsenos ya que aún no cumplía los once años, su cara estaba surcada por lágrimas ya secas e intuí que nuevamente había hecho un berrinche para lograr que mamá lo dejara acompañarnos a la estación King Cross, aunque ella estaba bastante reacia a eso, ya que juraba que si nos acompañaba se pondría a llorar en cuanto viera el tren partir, él le había sacado la lengua y había bajado su rubia cabeza hasta que sus ojos quedaran ocultos bajo su brazo. Yo sonreía en mi interior mientras me acababa los panecillos de mi plato, de mis hermanos Louis siempre había sido mi favorito, ya que me comprendía de una manera que Victoire jamás podría llegar a entender, aunque yo sospechaba que ella jamás había querido hacerlo.

-Mamá deja que Louis nos acompañe, se ve que eso lo hará muy feliz-

La voz de mi hermana mayor me sacó de mis ensoñaciones, volteé la cabeza ligeramente para verla entrar en la cocina, con sus rubios cabellos moviéndose al compás de sus pasos. Nuevamente me sentí invadida por los celos, celos por su delicada figura, por su blanca y suave piel y por su rubio y sedoso cabello siempre bien acomodado. De toda mi familia era la única que había sacado el cabello rojo de papá, cosa que aunque no me molestaba ya que me hacía ser diferente si me había llegado a frustrar en muchas ocasiones, ya que de nada me servía ser en parte Veela si no podía ostentar de un hermoso cabello rubio, como lo hacía mi hermana. Suspiré para mis adentros y me enfrasque en tomar el vaso de leche que tenía delante de mí, esperando que mis sospechas sobre la respuesta de mamá se vieran confirmadas.

-Pero Victoire, sabes cómo se pone tu hermano cuando el tren parte y él tiene que regresar solo a casa

Alcé mi vista solo unos segundos para captar los ojos azules de Louis mirándome con comprensión, siempre nos veíamos de aquella forma, como planeando algo, cuando mi mamá usaba ese tono condescendiente tan característico en sus pláticas con nuestra hermana mayor, ya casi podía oler la victoria de Torie en el aire.

Toujours Pur ~ DominiqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora