Capítulo 1~Primer encuentro

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El constante pitido era un incordio. Tan agudo y molesto que se clavaba en su cabeza como agujas en su espalda. Pestañeó fuerte, repetido y desorientado. Un instante a su alrededor y su instinto de supervivencia se activó.

Kim SeokJin era un honorable y galardonado médico militar. A su joven edad de dieciocho años había ingresado al servio militar obligatorio en su país, captando la atención de todos cuando hubo un pequeño incidente en las cocinas y fue el único capaz de reaccionar y curar a sus compañeros en lo que la verdadera ayuda llegaba.

Su anonimato no duró ni dos días. Rápido se corrió la voz de que era hijo del grandísimo cirujano Kim SeHun. Lo que SeokJin había aprendido toda su vida, al lado de su progenitor, era a que debía ser médico. Y eso hizo.

Once meses después, saliendo de su servicio al país, ingresó en la mejor universidad de Seúl y se sacó la carrera de medicina. ¿Por qué decidió volver al ejército? Sencillo realmente. Los únicos amigos que había hecho en su vida que no miraban su cuenta bancaria y que lo querían por lo que era, estaban allí. ¿Más puntos a sumar? Allí no habían enchufes y favoritismos, allí te ganabas tu sueldo y lugar con esfuerzo.

Así que, después de estar graduado, un año en la frontera con Corea del Norte y otro en Afganistán, volvió a Seúl para un merecido descanso de seis meses antes de ser mandado a nuevo destino. Quién le iba a decir que el nuevo destino, a luchar y sobrevivir, era una tormenta sobre un bosque oscuro y su mayor enemigo sería su propio coche.

Miró su brazo izquierdo, abrazado por el metal y plástico de la puerta del Jeep. No podría sacarlo con facilidad, imposible hacerlo como si nada. A su alrededor buscó su teléfono móvil, estaba perdido en algún lugar. Necesitaba hacer palanca para sacar su brazo y buscar ayuda.

Tomó la palanca de cambios, tirando de ella y nada. Entonces pasó al freno de mano que cedió de manera ridícula a su fuerza. Gritó, mordiendo después su labio inferior con fuerza para callarse, cuando metió el plástico esférico del cambio de marchas entre su carne y el metal de la puerta para hacer palanca y liberar su brazo de la prisión.

-Genial. -Gruñó al ser consciente de que se había dislocado el hombro izquierdo.

Metió, el brazo lánguido y muerto en el bolsillo delantero de su sudadera para evitar más posibles lesiones si simplemente lo dejaba colgando. Se inclinó hacia el asiento de copiloto, frustrado cuando sus dedos derechos tocaron a penas su móvil en la alfombrilla. Golpeó entonces el enganche del cinturón hasta hacerlo añicos y poder desplazarse hacia ese asiento y tomar el móvil. Por suerte o por desgracia, las vueltas de campana habían sido escasas y el coche había parado de pie y contra el tronco de un árbol.

Miró su móvil, la pantalla estaba negra. Trató de encenderlo, nada, hacía el amago pero no llegaba a completarse. Lo guardó junto a su mano dañada y buscó una salida de la caja de metal que lo cubría. La opción más sencilla era el techo, así que se puso en pie sobre los asiento y trepó con solo una mano hasta salir al aire frío de la coche.

Enfocó su vista, buscando la carretera y al coche que le había golpeado. La sangre se volvió líquida en su sistema cuando vio la gran lejanía del barranco hasta la carretera. Ni con sus ambos brazos en perfecta estado podría trepar o escalar aquello sin el material adecuado. Iba a gritar, pedir ayuda, cuando el balde de agua metafórico recorrió su espalda.

SeokJin miró a su alrededor desesperado, al fino del acantilado no había ningún coche, junto al suyo tampoco, y entre la gran cortina de agua que seguía cayendo sobre él no podía ver nada. Se acercó a la espesura del bosque, ahí donde iniciaba y su coche había quedado atascado por un árbol. Abajo del terraplén de barro y rocas, rodeado de altos pinos en un pequeño claro de hierbas rotas, un todoterreno tenía las luces prendidas y el humo saliendo del capó.

Auxilió mi corazón ~ JinKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora