la hija legítima no le importa!

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Shao Qinghe hizo puntales de losa en su habitación.

No hay otro equipo de gimnasia en su habitación, ni siquiera colchonetas de gimnasia.

En este momento alguien golpeó suavemente la puerta de su habitación, murmuró "um", luego se levantó, tomó la toalla, se limpió el sudor de la cara y se acercó para abrir la puerta.

Al abrir la puerta, vio a Madre Shao entrar con algunos pasteles.

Shao Qinghe miró el reloj y ya eran las once de la noche. Fue realmente un poco ofensivo darle pasteles en este momento.

Respiró hondo o saludó a la madre de Shao con una sonrisa, tomó el pastel y lo colocó sobre la mesa de su habitación, y le preguntó: "¿Qué le pasa a mamá?"

Madre Shao dudó en decir: "Qinghe ... puedes ..."

Antes de esperar a la madre de Shao, Shao Qinghe dijo directamente: "No, no quiero".

Madre Shao: "..."

A pesar de que Shao Qinghe se había negado, la madre de Shao no se fue, entró y se sentó en el sofá, frotándose las manos un poco inquieta, como si estuviera pensando en cómo persuadir a Shao Qinghe.

Shao Qinghe frunció los labios y apretó el puño, pero caminó simulando calmadamente y dijo: "Mamá, ve a hablar con tía Mu y bebe té ..."

"No quiero llevarme bien con ella. Ella es Ai Ai todos los días. No me gusta".

"¿No es así?" Obviamente los dos están muy frustrados.

"Pero ella es demasiado joven".

"Entonces tú y ..."

Antes de que las palabras de Shao Qinghe terminaran, la madre de Shao la interrumpió y fue directamente al tema: "No es necesario que arregles estas cosas para mí. Necesito que te quedes en el hospital nuevamente para que tu papá regrese. No ha regresado en tres meses". Es como si nunca hubiera hecho una llamada telefónica, como si hubiera olvidado que había esta casa ".

Shao Qinghe lo sabía, y estaba tan angustiado que se frotó la frente.

No quería continuar así en absoluto.

Al ver la vergüenza de Shao Qinghe, la madre de Shao de repente le preguntó: "Has estado enfermo durante tantos años, ¿por qué no puedes volver?"

Escuché la voz de Shao Qing y Qing Qing: "Mamá, papá ya no te ama, vamos a divorciarnos".

Al escuchar esta frase, la madre de Shao estuvo un poco loca por un momento, se puso de pie y corrió hacia Shao Qinghe, extendió la mano y le pellizcó el brazo: "¿Qué idiota es? ¡No puedo divorciarme, no es por ese pequeño! ¿Las hadas ceden? ¡No las buscaré en la segunda mitad de mi vida, y no quieren que las dejen! ¡De ninguna manera! "

"Se torturaron unos a otros así y me hizo sentir muy incómoda".

"¿No sabes lo que estoy haciendo? ¡Lo estoy haciendo por ti, Qinghe!" La madre de Shao agarró el brazo de Shao Qinghe, con una pequeña expresión en su expresión, y abrió los ojos para mirar a Shao Qinghe.

La madre de Shao y Shao Qinghe no se parecen, los ojos de Shao Qinghe no son grandes, son ojos suaves.

Los ojos de la Madre Shao eran sorprendentemente grandes, y un poco de miedo cuando abrió. Le dijo a Shao Qinghe locamente: "¡La propiedad solo puede ser tuya! Mientras esté en un día, no intentes separar el espíritu del zorro y el híbrido de perro".

Shao Qinghe reiteró el dolor de la madre de Shao: "Si solo quieres luchar por la propiedad familiar, no tienes que fingir que estás enfermo y no necesitas dejar que papá regrese".