𝑷𝒍𝒂𝒚𝒆𝒓 {𝑭𝒓𝒆𝒅 𝑾𝒆𝒂𝒔𝒍𝒆𝒚}

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HOGWARTS

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Las largas horas en el tren, la emoción acumulada y la falta de sueño habían comenzado a pasar factura a su energía. Su entusiasmo inicial fue reemplazado por un cansancio abrumador a medida que el tren avanzaba por los sinuosos caminos que rodeaban el castillo.

Sin embargo, cuando el tren finalmente se detuvo en la estación de Hogsmeade y Daliah vislumbró el majestuoso castillo de Hogwarts en la distancia, toda la fatiga desapareció de inmediato. Las torres altas y elegantes se alzaban contra el cielo, y la luz de la luna bañaba el castillo en un resplandor azul, como si estuviera destinado a ser su hogar desde el principio.

Junto con otros estudiantes emocionados, Daliah bajó del tren y fue guiada por el personal de Hogwarts hacia el exterior. Sin embargo, cuando todos sus amigos se dirigieron a los carruajes tirados por caballos que los llevarían al castillo, Daliah notó que alguien se acercaba a ella. Era un hombre gigantesco, con una barba espesa y un paraguas del tamaño de un paraguas gigante.

—¡Hola, soy Hagrid! —dijo con una sonrisa amigable. "Tú debes ser Daliah Black, ¿verdad?"

Daliah asintió, girando la cabeza para ver a Draco y los demás esperándola impacientemente.

—Dumbledore me ha pedido que vengas con los estudiantes de primer año, ya que este es tu primer año aquí, y no querríamos que te perdieras la ceremonia de bienvenida. —Añadió Hagrid sonriendo cálidamente.

Draco la miró con cara de desconcierto, y Daliah se encogió de hombros. Finalmente, decidió hacer caso al enorme hombre.

Hagrid la llevó hacia un grupo de estudiantes de primer año que esperaban junto al lago. Mientras tanto, el cielo se oscurecía y las estrellas comenzaban a brillar sobre el lago negro como la tinta.

—Vamos, querida —dijo Hagrid, ayudando a Daliah y a los otros estudiantes a abordar pequeñas barcas que esperaban en la orilla. Las aguas del lago eran tranquilas y oscuras, pero la vista del castillo iluminado por las luces interiores era simplemente mágica. El reflejo del castillo se ondulaba en el agua, creando un efecto deslumbrante, era realmente mágico.

Mientras cruzaban el lago, Daliah no podía dejar de sonreír y maravillarse por la belleza de Hogwarts. Había llegado finalmente a su nuevo hogar, donde aprendería magia y viviría aventuras emocionantes. El cansancio del viaje se desvaneció por completo, reemplazado por la anticipación y la emoción de lo que estaba por venir.

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Cuando alcanzaron la orilla, todos los estudiantes fueron conducidos a través de unas largas escaleras de piedra que llevaban a la majestuosa entrada del castillo de Hogwarts.

En la entrada, los estudiantes se agruparon, y una profesora con mirada severa pero respetable, la cual Daliah supuso que sería la profesora McGonagall basándose en lo que su padre y sus amigos le contaron, se puso de pie frente a ellos. Explicó la ceremonia de selección y presentó las cuatro casas de Hogwarts: Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Daliah escuchaba atentamente, pero en su corazón, tenía una idea preconcebida de a qué casa pertenecería.

Su padre, Sirius Black, había sido un Gryffindor valiente y leal, y Daliah estaba convencida de que seguiría sus pasos. Sin embargo, según sus amigos Daliah tenía todas las características de una Slytherin. La idea de pertenecer a la casa de la serpiente no le disgustaba, pero sabía que a su padre no le haría gracia que su preciada y única hija perteneciera a la casa que tantos problemas le trajo con su familia.